25.1.24

Es inevitable que desde el Poder se manipulen sociedades


Nos manipulan, y sé que lo sabéis, y sé que os jode, pero no hay otra, nos manipulan desde hace miles de años. Si no supieran manipularnos —los que ostentan el poder de verdad— no podrían tener ese poder de verdad, el que muchas veces creemos que no somos capaces de detectar, durante muchos años. 

Pero han aprendido a defenderse para ganar, a costa de todos los demás. No, no es una queja, no es un pesimismo, es simplemente una aceptación histórica y ahora no es diferente, si acaso más sofisticado según todos vamos (o van) aprendiendo.

El Poder de Verdad tiene trabajadores que gestionan el Control de ese Poder y con ello la Manipulación si es necesario, desde lo que llamaríamos el Poder de Gestión, y que según los siglos es distinto para disimular. Mejoramos con los años en saber utilizar técnicas más sofisticadas, para defendernos del poder y para que el poder aprenda a adaptarse.

Hoy el Poder de Gestión es democrático, lo elegimos nosotros mismos que es la forma más sutil y bonita de que se nos manipule pero de forma lenta y poco a poco, casi sin darnos cuenta. Por no darse cuenta, no se quieren dar cuanta ni los que elegimos democráticamente y que son los que gestionan esa manipulación. Ellos defienden que es lo mejor que se puede hacer en esos tiempos para esas gentes. Todos ellos piensan lo mismo.

No pueden hacer mucho más de lo que hacen, no lo hacen para jodernos, sino porque no se pueden rebelar. Tampoco ellos. Saben aunque se lo callan, que existen podemos escondidos, que mandan mucho más que ellos, pero creen que también entre sus tareas está la de gestionar eso, para que no sea ese Poder, excesivamente duro con las sociedades. 

Veamos a continuación las 10 Acciones de libro para manipular sociedades.

1/ Demos distracción y entretenimiento a las personas. Ocio y tiempo que llamamos libre para que lo usen entretenidos. Un poco de libertad no controlada funciona perfectamente.

2/ La Sociedad siempre tiene que crearse problemas, tener un problema encima de sus cabezas para que luego el Sistema les ofrezca las soluciones. Eso demuestra que los que gestionan son buenas gentes y nos cuidan.

3/ A los problemas hay que darles gradualidad, todo tiene que ser poco a poco. Si nos aprieten mucho con la corbata no desearemos llevar corbata, pero poco a pocos nos acostumbraremos a ella.

4/ Las órdenes, los cambios, las manipulaciones, si son necesarias para que todo siga igual, hay que diferirlas en el tiempo, poco a poco para que se asuma sin dolor. La norma 3 hablaba de intensidad, esta habla de tiempo.

5/ A la sociedad hay que darle mensajes sencillos, fáciles, sin complicación, masticados, medio digeridos, como si se fuera explicaciones para niños de 12 años. A los que les parece infantil la información, enseguida piensan que no lo hacen por ello. 

6/ Cuando el manipulador quiere hablar a la sociedad, debe afectar y poner mucho énfasis en las emociones, mucho más que en las razones y reflexiones. Hay que tocar el corazón, nunca el cerebro más que el corazón.

7/ Si queremos tener una sociedad manipulada y fácil debemos tener una educación deficiente. Hacernos mediocres es un éxito; gentes sin espíritu crítico, que se fíen y obedezcan.

8/ Ser una sociedad mediocre es pues un éxito pues así a poco que destaques sobre esa mediocridad te sentirás mejor. Cuanta menos cultura tengamos, cuantos más personajes famosos nos hablen mucho tiempos, sin añadir valores a lo que dicen, mucho mejor. Mal de muchos tontos, consuelos de los menos tontos.

9/ La culpa de lo que sucede es mía y si no es mía es de la gente como yo que no quiere obedecer, pero nunca del gobierno que hace lo que puede. Cuando la culpa es de nosotros, no de ellos, dejas de pensar que rebelarte es una buena opción. Asumes que ya nos estamos rebelando, desde la desobediencia idiota.

10/ Todo esto se sustenta hoy con una realidad tremendamente sencilla y fácil. El Sistema nos conoce mucho mejor a nosotros que nosotros mismos, y sabe defenderse atacándonos o como poco controlándonos. Saben cuánto gastamos y en qué. Cuanto ganamos y qué formación tenemos. Por donde nos movemos y con quien nos reunimos a tomar cervezas. Pero no de forma individual (que también, si quieren hacerlo) sino de forma global que sirve para lo mismo o incluso para más.


Julio M. Puente Mateo

23.1.24

Finlandia y Aragón: lo mismo es



Hace unos días vi la nueva película de Aki Kaurimäski, “Fallen leaves”, y vi que daba igual haber nacido en Aragón o Filandia, las mismas tragedias vitales sacuden a las personas y, aunque su puesta en escena, como todo el cine del director finlandés, pueda parecer lenta, vegetativa, casi desesperante en las actuaciones de los actores, no quita para que tenga una cualidad esencial en cine como en cualquier faceta de la vida: la simplicidad. 

No entendamos esta como ligereza, superficialidad sino el saber quedarse con lo esencial después de una palabrería y vulgaridad que inunda hoy el día el mundo como creo nunca ha existido en la historia de la humanidad.

En la película de Kaurimäski se habla de explotación laboral de los más desfavorecidos, de soledades, de alcoholismo, de ausencia de amor, de falta de comunicación y, sobre todo, de malentendidos. 

Se malinterpretan los hechos y a las personas; se busca desesperadamente una salida mordaz, ingeniosa, humorística o, como se diría en Aragón, ser somarda a través de diálogos simples y certeros

Pero la frase que más me llamó la atención fue la del protagonista: No sé si bebo porque estoy deprimido o estoy deprimido porque bebo.

El tema del alcoholismo es un tema serio y todos en nuestras familias a través de varias generaciones hemos tenido algún que otro alcohólico (habrá algunas familias que dirán que no, pero ya se sabe que las hay que guardan bien sus cadáveres en todos los sentidos) y hemos visto los estragos que causan a ellos y a los que hay alrededor; eso no quita, que casi todos de jóvenes estando de fiesta hemos tenido algún exceso. 

Pero por una vez que maté un perro no me llames mataperros; el problema es cuando ese hábito se mantiene a lo largo de la vida sin poder disfrutar del alcohol en eventos puntuales.

El director retrata a un Helsinki de seres derrotados o hastiados de sus vidas y esto queda reflejado en un bar donde todo hombres están sentados en mesas, supuestamente, mugrientas sin hablar y mirando al infinito o a la nada bebiendo sin cesar vasos de cerveza. Es un cuadro de Hopper, no tengo ninguna duda.

Termino este artículo con una canción (Syntynyt suruun ja puettu pettymyksin) de un grupo de hermanas finlandesas, Maustetytöt, que aparecen en la película y que sirve de golpe de gong que hace al protagonista salir de su alcoholismo por recuperar a un amor que le espeta que si no deja de beber ella no le va a hacer ni caso. La respuesta de chulería de él es que nadie le dice lo que tiene que hacer; esto por cierto me recuerda a ese señor unido a un bigote que dijo que nadie le decía cuántas copas de vino tenía que beber al conducir. Sí, todo responsabilidad en un representante político.

“Fallen Leaves”, se podía haber rodado en cualquier parte de Aragón porque las luces y sombras de las personas son idénticas aquí, en Finlandia o en cualquier parte del mundo. Lo mismo es.

Olga Neri