25.6.23

¿Hay crisis de creatividad, pensamiento, esfuerzo?

La crisis que afectan a las sociedades no son solo económicas, no son tan solo laborales o incluso de supervivencia. Son también debilidades  de creatividad, de novedades que abran nuevos caminos, de respeto entre las partes, de esfuerzo común, de pensamiento. 

Estamos en unas décadas que parecen vacías en donde es muy poco lo que podemos encontrar con poso y peso, con posibilidades de quedar en el tiempo. Posiblemente no sea así, pero las sucesivas crisis globales nos llevan a la apatía.

Parece que no hay suficiente creatividad, no hay música, tendencias artísticas, ideas sociales, fuerza o ganas de que algo de lo creado en estos últimos 20 años se quede como parte de la historia positiva.

Es curioso, pero tal vez lo que ahora se está realizando se vea con los años, pero da la sensación de que no se adivina ahora. No lo estamos poniendo en valor… ahora.

Tal vez el tiempo nos enseñe lo que hacen personas calladas y de manera silenciosa, para que no queden estos años como un hueco en la historia del inicio avanzado de este nuevo siglo XXI. Habrá que esperar y buscar con calma.

Ajovín

Lo advirtió hace 500 años Maquiavelo y Putin no lo había leído

Lo sucedido en Rusia con el Grupo Wagner, con un mercenario Yevgueni Prigozhin y su ejército contra el presidente Putin es una muestra clara de que el Poder Máximo tiene un muy relativo poder en cualquier órgano de la vida social

Nada es eterno, nada es seguro y sobre todo nada está escrito del todo, o nada está leído.

Nunca debió Vladímir Putin desde Rusia confiar en unos mercenarios para hacer sus geurras. Lo decía Maquiavelo en 1532, hace 500 años en el Capítulo XII de su libro "El Príncipe": "Si uno tienen el Estado sujeto por Ejércitos Mercenarios, nunca estará tranquilo ni seguro".

Pero en este caso, cuando hablamos de Rusia y de su tremenda importancia en Europa y sobre el Mundo, los peligros son todavía más extremos. No sabemos, como siempre, qué ha sucedido realmente con ese ejército de fortuna que con 25.000 soldados pretendía llegar a Moscú, no sabemos con qué intenciones reales.

Pero ni Rusia y Putin lo podía permitir, ni la OTAN ni el mundo entero. Era un ejercicio provocador condenado al fracaso. Pero que no ha terminado. Que Yevgueni Prigozhin haya preferido Bielorrusia en vez de Moscú no cierra un ejercicio peligroso para el mundo. Y Putin lo sabe. Y Europa con los EEUU lo saben.

¿Y a partir de ahora? 

Pues no sabemos bien de qué manera afectará esto a la guerra que no parece acabar en Ucrania. Ni al papel que se le deja a Putin en una Rusia que reaccionará internamente. Ni tampoco a la credibilidad de Rusia frente a China. Interrogantes que iremos viendo, esperemos que desde la calma.