31.10.21

¿Por qué no hay suministros industriales suficientes en España?


Antes de saber bien de qué forma acabará el proceso desbocado que no se entiende aunque se informa de él exhaustivamente todos los días en los medios de comunicación, sobre la subida del precio de la electricidad y el gas, hay que advertir que este problema está sucediendo de similar manera en toda la Europa occidental, que en España viene maravillosamente bien para poder hacer palanca contra el gobierno, y que opino que tanto Rusia como algunos otros países de la zona son responsables de una Guerra Comercial para posicionarse en otra nueva Guerra Fría sin declarar, en donde y con la pandemia los grandes países del mundo buscan debilitar a unos para posicionarse ellos.

Cuando hablamos de adivinar el futuro no podemos dejar de estar atentos al presente que se mueve y que es el que nos lleva al futuro. La pandemia del COVID moverá muchos más elementos que ya creíamos totalmente asentados, pues todos buscan que este serio problema global no les afecta a ellos más que a sus vecinos, y para eso es necesario detectar las fortalezas propias de cada territorio y aprender a defenderte con ellas, contra los que son en teoría unos enemigos fríos o blandos, contra los que pelear en el mundo que salga de todo este proceso.

Y en este proceso entra en juego una nueva acción política global que de alguna manera va unida a la anterior. La falta de suministros de muy variado tipo en esta “Nueva Normalidad” que nos lleva a una clara debilidad industrial del posiblemente mal llamado mundo occidental.

Los posicionamiento políticos globales de esta nueva instabilidad nos llevan ya a una situación de escasez de materias esenciales

Las grandes fábricas de automóviles o de lavadoras han tenido que ir parando semanas alternas por la falta de suministros de chip que vienen desde China o desde el Sudeste Asiático. Todas las cadenas de montaje parecían perfectamente engranadas para funcionar sin problemas, y se han roto por su punto débil, el de la globalidad dependiente de mercados alejados que no puedes controlar.

Pero esto está sucediendo también con el cristal, los plásticos, el corcho, algunos minerales, componentes muy diversos que impiden por ejemplo un suministro como el anterior en bebidas alcohólicas, en juguetes, en muebles, en hilo, en materiales muy diversos con los que sin ellos no se puede funcionar y que hemos ido adquiriendo en mercados ajenos a nosotros, que tienen las herramientas para marcar los precios y con ello el encarecimiento y nuestro debilidad y empobrecimiento, pero además son los que marcan nuestra producción y con ello nuestro crecimiento o decrecimiento.

Lo vimos claramente y de forma dramática en la primavera del año 2020 cuando nos dimos cuenta que las mascarillas para defendernos de la pandemia dependían totalmente de mercados asiáticos. Y incluso la ropa para la defensa sanitaria en los hospitales no se producía en Europa. 

Eso hoy se ha trasladado a tener que frenar las producciones de innumerables productos. Un coche nuevo hoy puede tardar entre 6 y 8 meses en ser entregado tras la compra bajo pedido. algo impensable hace un año. Pero algo similar sucede si te quieres cambiar las ventanas de tu casa por unas de aluminio de las que no te pueden dar ni fecha ni precio cerrado. Ya hay marcas muy conocidas de bebidas alcohólicas que no se pueden suministrar al por mayor.

Todo esto además aderezado con el problema importante y nunca observado desde la sociedad, con la escasez de capacidad de transporte. 

De transporte por carretera pues cada vez hay menos personas que quieren ser camioneros entre países por lo duro del trabajo, como por transporte marítimo insuficiente ante el crecimiento de la demanda, cuando ya habíamos desmontado todo el tráfico de mercancías a través de redes ferroviarias, o admitimos que con el aumento del turismo es complicado aumentar el tráfico aéreo de mercancías en el volumen que se necesita.

En un par de meses, traer un contenedor lleno de suministros desde China hasta Europa ha pasado de los 2.500 euros a los 14.000 euros, y con dificultades de fecha de entrega. Eso se trasladará a los consumidores, sean fábricas o personas, siempre a los clientes finales, pero además supondrá frenazo en la producción, y con ello gastos sociales para mantener sueldos con ERTE o con desempleo temporal.

Tendremos menos producción, menos ingresos, pero a su vez más gastos sociales y mas debilidades para poder competir en un mercado globalizado. Y de momento sin capacidad clara de una defensa activa, ni de capacidad para torcer esas realidades pues nuestra dependencia es brutal incluso en el mercado de la investigación.

Ya sabemos también que en pocas semanas va a subir brutalmente el precio del gas por el efecto de la demanda al llevar el frío en el hemisferio norte, que en España podemos tener dificultades de suministro por las tensiones entre Marruecos y Argelia, y que incluso teniendo detectado el problema, no es posible remediarlo en el corto plazo.

O el mundo consumista occidental es capaz de organizarse de otra manera o entraremos en un 2022 que será peor, incluso con la pandemia doblegada, que tampoco eso está asegurado en el otoño de 2021, pues hay una corriente clara y potente para desbancar a los EEUU como primera potencia, y que China entre con suma fuerza a intentar mover las palancas de todo el mundo. 

Y con China toda esa zona del Planeta que ha sido ninguneada durante excesivas décadas por el mundo occidental que se creyó el dueño del mundo en anteriores siglos. 

¿Es inevitable una Crisis Económica nueva, una Crisis Energética aupada por una nueva Guerra Fría Comercial, sin declarar de momento para evitar que se creen sistemas de defensa? Lo iremos viendo.

Julio M. Puente Mateo




¿Por qué sube el precio de la electricidad sin control?


Hemos entrado en este Otoño de 2021 llenos de preguntas y dudas, temores y avisos. Es ya esa Nueva Normalidad que todavía no es normalidad. Estamos empezando a ver el precio que hay que pagar por la pandemia y estos casi dos años (de momento) de parón global. Precio que nos llevará hacia una crisis económica.

A partir de este verano 2021 del que creíamos iba a marcar el inicio de una nueva vida nos hemos topado con algo que considerábamos imposible y sobre todo consideramos inentendible. El precio de la electricidad en España se ha ido multiplicando hasta casi X8 cuando considerábamos que era algo que casi no se movía de precio, que afectaba poco en la factura final, y mucho menos que pudiera producir tensiones diarias.

Porque lo curioso es que nos hemos ido acostumbrando a que cada día el precio de la electricidad se mueva hacia arriba o hacia abajo en cantidades que pueden rondar un 30% diario. Y que incluso se mueven de precio según horas dentro del mismo día. Empezamos con sonrisas cuando se nos explicaban las tarifas que se cambiaban según las horas del día y hablábamos de tener que poner la lavadora a las 3 de la madrugada. 

Ahora ya sabemos que en realidad el problema no es el horario del lavavajillas sino un precio descontrolado por parte del Gobierno e incluso de Europa, incapaz de controlar y que ya afecta muy negativamente a las empresas.

El problema grave no es que cada uno de nosotros paguemos más por nuestra propia factura de electricidad, de energía pues esto se va a contagiar al gas. El grave problema es por una parte la posible escasez de energía, y por otra que estos precios descontrolados ya los están sufriendo las empresas con facturas de energía mucho más altos que en los hogares, y que necesitan trasladar a sus producciones.

Si ya en este octubre hemos visto como la inflación se ha colocado en un 5,5%, una cifra que no se recordaba desde hace tres décadas, todo puede tender a ser descontrolado. Y eso sí supone un añadido negativo a los hogares españoles que no solo tienen ya que soportar la subida de su energía, sino la de la cesta de la compra, la de cualquier producto que intentan adquirir.

Y volvemos al enunciado inicial. ¿Por qué sube el precio de la electricidad tan desbocadamente? Hace un año el precio del megavarios estaba sobre los 40 euros, y en este octubre hemos llegado a pagar por el 230 euros.

Todo parece que se debe a una serie de factores que personalmente no me explican lo suficiene estas brutales subidas. 

Por una parte el precio impuesto a nivel global por emitir contaminación que repercute en la producción de electricidad. 

Por otra parte es cierto que ha subido el consumo al reactivarse la economía, pero no hemos superado los niveles de consumo de 2019 por lo que tampoco explicaría esta brutal subida. 

Y por otra parte y esto es cierto, los meses más duros de pandemia supusieron un frenazo en la producción de TODO lo que nos ha llevado a tener en reservas menos gas y con ello un lógico ajuste por el efecto de oferta/demanda.

Pero estos factores no parecen suficientes para que las subidas hayan sido tan altísimas. Insisten en que se debió al encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 (debido a que son cada vez más caros porque la Unión Europea pretende reducir el uso de los combustibles fósiles) así como por el encarecimiento de los precios del gas, materia que emplean las centrales de ciclo combinado. 

El Banco de España estima que un 20% de la subida se debe al mayor coste de los permisos de emisión de CO2 mientras que un 50% del subidón de la factura se debe al encarecimiento del gas en el mercado internacional. ¿Y nos tenemos que creer estos números tan de repente y en tal aumento?

De ser cierto tendríamos que ir pensando que en este invierno vamos a llorar frío en los hogares pues el precio del gas también se nos disparará. Aunque mucho más peregrina parece la excusa de que este verano ha sido muy caluroso y el consumo ha subido mucho por los aires acondicionados. 

Es verdad que el calentamiento global es un hecho suave e imparable de momento, pero nunca para darse por ese motivo de exceso de demanda para los aires antes estas brutales subidas.

Los precios del mercado de emisiones también han sufrido un importante incremento de en torno al 100 %, en tan solo seis meses. 

Si antes lo normal es que el precio oscilara entre los 25 y los 30 euros la tonelada de emisiones, actualmente este rango está alrededor de los 50-55 euros. Todo esto afecta a los precios diarios de la electricidad en Europa y supone una subida de unos 10 euros/MWh. Ya tenemos una cifra. Unos 10 euros. 

El principal mercado de gas natural europeo, registró una cotización de cerca de 25 euros/MWh. Esto supuso un incremento del 400 % con respecto al año anterior (que es otra barbaridad), que se convirtió en una subida en el mercado eléctrico de aproximadamente, unos 30 euros/MWh, como explican los expertos.

En el tramo más caro del 7 de octubre de 2021, entre las ocho y las nueve de la noche, el MWh rebasó los 319 euros. Si hablamos de precios medios para dulcificar estas subidas y bajadas podemos decir que en el año 2020 fue de 40,4%, que en el año 2015 de unos 64 euros, o de que en el año 2010 no llegó a los 46 euros. En este septiembre hemos estado sobre los 161 euros el megavatio. Seguiremos atentos.