21.12.19

¿Se pueden organizar mejor los partidos políticos en su trabajo? 05

Los partidos políticos de izquierda tal vez por derivas estalinistas han dividido sus campos de acción y trabajo durante muchos años en espacios territoriales. Las Casas del Pueblo, Las Herriko Tabernas o los Bicos son ejemplos de esto. Divisiones de la organización alrededor del barrio, de la Comarca, etc.

Personalmente creo que es un proceso antiguo que debería hacernos reflexionar. Lo que en el siglo XX podría servir con una movilidad mucho menor que la actual y sobre todo con una comunicación de las realidades territoriales mucho más lenta y escasa, hoy es ya otro proceso totalmente diferente.

Y podría encajar mucho mejor una división temáticas, por objetivos de trabajo o de temas de acción política. Parece más eficaz en esto tiempos organizarse a través de divisiones sectoriales de trabajo, análisis y reflexiones.

Si lo miramos desde Zaragoza parece más fácil que ante por ejemplo un problema de un edificio okupado en Montemolín se pronuncien desde áreas de acción social o urbanismo, que exclusivamente desde áreas de Las Fuentes o San José. Deben ser más eficaces las reflexiones ante ese problema desde divisiones sectoriales que territoriales.

Y ante la sociedad le resulta más práctico conocer al responsable de Sanidad de un partido político que al responsable de ese mismo partido en Las Delicias, por volver a ejemplos de Zaragoza. 


No es crear Gobiernos en la Sombra, que también, sino priorizar divisiones sectoriales sobre divisiones territoriales. Y este sistema sirve para acceder mejor a toda la población y acumular información sobre posibles áreas de trabajo en el futuro.

Que estas formas de gestión en los partidos políticos ya existan no quiere decir que sean las prioritarias ni las únicas sobre las que gire la organización. Ni tampoco que deban desaparecer las territoriales, sino la de priorizar unas sobre las otras.

Y aquí entramos de lleno en un espacio terriblemente áspero de todos los partidos políticos. 

La Comunicación Interna

Normalmente los partidos políticos de izquierdas comunican entre mal y muy mal hacia la sociedad. Sobre todo porque no quieren comunicar lo que de verdad hay que comunicar, odian hacer pedagogía de clase, ofrecer alternativas que formen e informen, pues siempre se han creído que son métodos de manipulación social.

Curiosamente ahora la manipulación social a través de las llamadas Fake New es tremenda e incontrolable, por lo que si quieres defenderte debes saber jugar en los mismos tableros.

Pero si mal es la comunicación en general, peor es la Comunicación Interna pues además de temerla no se sabe hasta dónde llevarla, cómo alimentarla para que sea eficaz pero no espesa y pesada. Cada persona somos muy distinta a las otras y no todos admitimos el mismo grado de buzoneo informativo. A favor está los nuevos medios de comunicación donde se entra con libertad o no se entra con la misma libertad.

Pero la Comunicación Interna es mucho más. Es un proceso que tiene que estar perfectamente diseñado, encajonado a diversos niveles de urgencia, importancia, sectorialidad, y sobre todo debe ser BIDIRECCIONAL. 

No existe ninguna posibilidad de comunicación si esta no es bidireccional con la misma facilidad en ambas direcciones. Si no, se termina convirtiendo en adoctrinamiento. Y eso entre militantes pasivos o simpatizantes es negativo.

Julio Puente Mateo


¿Se pueden organizar mejor los partidos políticos en su trabajo? 04

La teoría de la escalera funciona perfectamente en los partidos políticos. Incluso en los más horizontales y esto es curioso. Los peldaños son claros, aunque nadie lo quiera reconocer. Y hay que subir lentamente y estar preparado para bajar de golpe.

Abajo del todo y como primer escalón están los votantes

Simpatizantes

Militantes Pasivos

Militantes Activos.

Dirigentes Pasivos

Dirigentes Activos


Son pues seis escalones que se van subiendo de uno en uno y se van bajando de varios en varios. 


Hay muchos votantes con los que curiosamente se habla muy poco y se intenta hablar más pero además muy mal en los periodos electorales. 

Hay pocos simpatizantes pues es una figura que no parece interesar a nadie, aunque sea la antesala a la militancia. En realidad un simpatizante si lleva más de seis meses sin dar el paso de ascender o es que no quiere por algún motivo no siempre explicable o es que no le ha gustado la experiencia.

La militancia pasiva generalmente es el contenedor que recoge de bajada a la militancia activa de otros tiempos. Quien se hace militante quiere ser activo y normalmente lo logra para luego pasar a otra fase donde se sube o se baja.

Los dirigentes se dividen en dos grupos y esta división es la que más dudas me ha ofrecido. Como dice Felipe González, los dirigentes pasivos son como jarrones chinos, ocupan mucho espacio y son muy frágiles. Pero ni se quieren ir al trastero ni dan el paso de bajar más escalones pues en realidad quien ha sido dirigente sigue siendo dirigente aunque sin nada que gestionar.

¿Se puede optimizar este sistema?

Aquí sí hay gustos e ideas de variado color. Desde la izquierda se dice que no hay dirigentes o que todos somos dirigentes. Es mentira pero queda muy bonito decirlo. 

También algunos insistirán en que no hay dirigentes pasivos pero la verdad es que las cloacas están llenos de ellos. Son el espíritu de la retaguardia. Sí, los hay e incluso es bueno que los haya si están en un rincón a espera de que se les lama si fuera necesario.

A los simpatizantes y votantes hay que abrirlos, hay que darles juego y participación, sobre todo en trabajos menores de comunicación en ambas direcciones. Podrían ser los conductores de ideas, de trabajos, en los círculos de la sociedad que están fuera del partido.

Cada elemento de la escalera debe mirar más hacia abajo que hacia arriba. Un simpatizante debe intentar convencer a la sociedad del tipo de organización que es a la que él pertenece desde el segundo escalón. Y pensar en dar el siguiente paso cuanto antes mejor.

Un militante de izquierdas tiene claro que debe participar “en la calle” pero a veces este concepto se equivoca. Llamamos “calle” a estar entre el resto de asociaciones sociales que trabajan como cada uno de nosotros con la sociedad. Y eso siendo importante para varios motivos tácticos incluso, no sirve para lograr votantes, si acaso simpatizantes.

Es como intentar pillar clientes en reuniones con la competencia. Es casi imposible. Pero en cambio sí se pueden lograr nuevos proveedores de nuevos productos. Espero explicarme.

Los peldaños de los Dirigentes deben ser pequeños para acoger de forma cómoda a pocas personas y deben tener una gran movilidad en su pequeño espacio para poder subir y bajar de forma constante y ser correa de transmisión perpetua entre los escalones superiores.

Un dirigente que aspire a ser “Líder” debe saber que tiene que liderar (y qué tiene que liderar) y eso supone por obvio que sus relaciones tienen que ser constantes, claras, amplias, multidisciplinares, válidas, de futuro, y que su trabajo tiene fecha de caducidad. 

Por lo que a la vez que trabaja todo esto debe estar siempre pensando en “enseñar” o facultar a alguien que conozca los procesos.

El éxito de toda organización política sería lograr que los dirigentes pasivos se conviertan en militantes activos. Eso aunque suene bonito, práctico y fácil, es todo lo contrario. Es casi imposible aunque se insista en todo lo contrario. La militancia activa no es en un antiguo dirigente algo fácil de lograr pues su activismo es muy delimitado e incluso elitista. 


Julio Puente Mateo