12.11.18

Las bicicletas no son la única solución para las ciudades

Cuando hablamos de que la movilidad en las ciudades tiene su futuro en la bicicleta se nos olvida que es ya un sistema del pasado, con problemas en las ciudades que lo han desarrollado de forma masiva, y del que tenemos que aprender y mucho a no cometer los mismos errores. Eso no quiere decir que no sea mejor que el vehículo privado, que lo es o que su punto crítico de calidad urbana no esté todavía muy alejado del uso que se le da en ciudades españolas. Podemos y debemos crecer mucho en España en el uso de la bicicleta como vehículo privado, pero sabiendo en qué punto y por qué motivos, están escondidos los problemas.

Estas imágenes son de Amsterdam de esta primavera. El uso de la bicicleta había colapsado totalmente las zonas de aparcamiento, el uso de los carriles bici, relegando a los peatones a espacios estrechos y con una seria disfunción de respeto que había sido modélico en los años anteriores y que ya empezaba a crear conflictos. El modelo a copiar ya no es el holandés, pues queda muy claro, que antes de llegar a ese punto de uso, hay que buscar alternativas, como ellos están buscando.

Una de ellas y que ya afecta a España es que los vehículos personales puedan ser subidos al lugar de trabajo, a los trenes de cercanías y al hogar. Plegados y subidos como si fuera una maleta o un carro de compra. No es posible por falta de espacio, dejar tanto vehículo y en aumento aparcado en las calles. Sea gratis o pagando.

Hay que dejar de utilizar el vehículo a motor en las calles de las ciudades medianas o grandes, sobre todo en sus centros pacificados, para trayectos cortos, y donde exista el complemento de transporte público. Eso es hoy fundamental, aunque sin duda sea mal admitido por los ciudadanos vecinos de estas ciudades. Ya no caben más coches en la calle y llevamos años controlando sus usos. 

Y por eso es imprescindible buscar soluciones innovadoras para la movilidad personal. Se trabaja también en vehículos compartidos sin avanzar mucho. Y en carriles para vehículos pequeños de motor con velocidad restringida, que orillen a los carriles de vehículos a motor de altas prestaciones y velocidad. Estamos asistiendo a un cambio de paradigma que todavía no sabemos hasta dónde nos va a llevar. 


¿Qué es la formación y para qué sirve en este siglo XXI?

Un problema en aumento es que la baja calidad de la educación que poseen los alumnos y que se va amplificando hacia arriba, afectando a Ciclos Formativos de Grados Superiores y a la propia Universidad. Ya no solo por las clásicas faltas de ortografía y por los desfases formativos en Humanidades, sino por la falta de respeto, atención, responsabilidad, capacidad de investigación de los alumnos. 

En este Siglo XXI, es cada vez más importante estar muy formados, y en constante ampliación de esta formación multilateral, pues si no es así, otras personas nos adelantarán y la desigualdad social se acentuará. 

No tener una base cultural amplia, es dejar que otras personas nos adelantes en sus posibilidades de tener mejores trabajos y más pagados, con derecho a organizar nuestro propio trabajo. 

Pero si queremos estar trabajando en los peores puestos y cobrar menos que otros, el mejor camino es no querer aumentar constantemente nuestra formación.

En educación no hemos sabido poner en valor que todo lo que se logra se suma a tu propia excelencia como persona y te facilita tu futuro personal con más posibilidades de disfrutar mejor de tu propia vida. 

Creer que la formación no sirve para nada es una terrible arma que ataca a toda la sociedad en su parte más débil, el futuro. 

Efectivamente, hay todavía muchos jóvenes que no piensan ni actúan así, pero cada vez menos. Y eso debilita la función de la educación y la formación de forma preocupante.

La entrada de los teléfonos en manos de la juventud, al no ser ni formados ni informados de sus usos positivos y de sus usos negativos, han completado un círculo de NO atención y de NO responsabilidad, que resulta preocupante. 

Los niños y jóvenes siempre hemos jugado al balón, pero ni jugábamos en casa ni mucho menos dentro de clase. Hoy se sigue jugando en clase con el juguete actual, el teléfono. 

Los teléfonos son maravillosos, sin duda, como lo fueron muchas herramientas para la humanidad

Pero el problema es la forma de utilizarlos, el dónde y el cuando. Con un martillo se pueden simplificar las tareas o le puedes machacar los dedos a un compañero de clase. Debemos aprender a utilizar el teléfono en los momentos necesarios, no SIEMPRE, como no se emplea siempre le sierra o el taladro.