15.8.12

ODO-RO-NO un antiguo desodorante de sulfato de aluminio

¿No has odio hablar de ODO-RO-NO?, pues es un desodorante perfume refrescante de muchos años en el mercado de medio mundo, del rico efectivamente, que se vendía para que la mujer estuviera más segura. 

Decían que no todo el mundo es perfecto y que muchos de nosotros sudamos, faltaría más, y que para eso estaba ODO-RO-NO, para darnos seguridad y libertad de acción. 

Un cirujano de Cincinnati, harto de los polvos de talco, creó el Odorono en el año 1907, un desodorante a base de sulfato de aluminio que evolucionó hacia un spray desodorante. Os dejo un anuncio de ODO-RO-NO con muchos años a su papel.

14.8.12

Mi perro ovejero y guardián pesa tres feroces kilos

Yo tengo un perro guardián, un perro ovejero en casa que me cuida y me mima. Es un bichón maltés nacido para cuidar ovejas, es decir es un perro raro como su dueño, pero nadie le ha dicho cual es su trabajo, simplemente lo cumple y se siente contento por ello.
Cuando me levanto a mear a las 5 de la mañana (yo meo, ¿ustedes?) él se levanta aunque esté muy dormido, y me acompaña para que no me pierda. No dice nada, me mira, espera a que termine y me acompaña a la cama, que es la suya. A veces no me levanto a miccionar para no despertarlo, pero tampoco es eso, me digo, y al final ni duermo ni meo.
Cuando por la noche estoy despierto hasta las tantas haciendo algo, él se queda en el pasillo esperando a que termine, pues está programado para irse a la cama el último. Primero acompaña a mi santa y cuando la deja tumbada me espera en el pasillo a que yo digne terminar mi labor.
A veces le digo algo a las tantas, para animarle a que se vaya a dormir, pero nunca me hace caso. Es muy suyo y sabe cual es su trabajo. Esperar y cuidar que la última oveja se vaya al redil. Se conforma con una masaje de espalda, con un rascarle el cuello, con una sonrisa de aprobación. Pero es muy serio y suyo, y las caricias deben ser pocas y cuando él las pida.
Si osan llamar a la puerta, sea quien sea, ladra desesperadamente y se comporta como un auténtico león brutal que se comería a los elefantes enteros. Si el que viene le planta cara con un simple gesto, se viene a esconder detrás de mí, para chivarme lo malo que es el visitante. Pero en cuanto el nuevo lobo visitante deja de mirarle de frente, se le acerca sigilosamente y le grita un seco gruñido para volverse a retirar hacia mi espalda. Más o menos le dice, “ojo, que te vigilo, y a poco que te descuides te muerdo y me hecho a correr detrás de mi…,de…, de mi oveja madre”.
Estas navidades le voy a dejar sin paga extra, en solidaridad con los que lo están pasando peor que él.