31.3.11

Ideas para escritores que pierden las ganas y deseos de seguir escribiendo

Cuando nos dedicamos por gusto y afición a escribir nos encontramos con periodos de auténtico vacío intelectual, de días o semanas en los que nada parece gustarnos o incluso que ni nos apetece escribir. 

Es normal aunque hay que vigilar su duración pues nos puede suceder que se pierda la costumbre y nos extraviemos en la maraña de la indolencia.

En todo proceso se necesita respirar, dejar un tiempo de mirar fijamente a una sola dirección y cambiar de rumbo. 

Puede —debe— ser bueno y positivo pues al volver lo haremos con otra mirada, con otro equipaje. Por eso cansarse de escribir, agotarse, puede ser incluso positivo si sabemos encajarlo bien.

Una solución es dedicarnos esos días o semanas a escribir otro tipo de literatura. Poesía, relatos o novela corta, blog, ensayo y sin duda para corregir lo ya escrito con anterioridad. 

Otra solución puede ser leer algo más de lo habitual y diferente, eligiendo aquello que en periodos normales no leemos. Y sin duda al final, sería volverse más contemplativo y tomar notas. 

Mirar, observar, revisar, analizar y estudiar comportamientos, nos pueden servir para el próximo ataque de actividad y creación. 

Debe haber momentos para analizar y repasar, para corregir incluso los proyectos que tenemos en el cajón hasta darles algo más de forma y ver si nos encajarán en el futuro próximo. 

Lo importante es no perder de vista la escritura, aunque sea desde otra óptica, utilizando posiciones diferentes que sean complementarias.

30.3.11

Tengo el vicio de comprar, de poseer cosas importantes ¿Me puedo curar?

Comprar es algo más que poseer, es también sentirte capaz y asombrosamente rico. Y es algo que en alguna medida todos necesitamos. De hecho el éxito de las tiendas “todo a 100” es precisamente la de recuperar para el consumo y la compra a las economías débiles o a las personas de ingresos medios pero de gasto compulsivo.
Necesitamos sentir que lo que existe a nuestro alrededor también es posible tenerlo, poseerlo, pues si no es así nos sentiremos mal aunque lo intentemos. No será posible saltarnos del consumismo más que con una herramienta muy sencilla. Poseer cosas que no tengan precio. Pero al fin y al cabo es consumir.
Libertad, sol, naturaleza, silencio, tranquilidad, literatura, arte, compañía. Son también posesiones complicadas de poseer aunque no tengan precio. Podemos ser compulsivos consumidores de libertad, de sol, de agua, necesitar sentir bajo nuestros pies le hierba o las piedras, disfrutar del espacio vacío o de unas líneas de color sobre un lienzo. Es un vicio también, maravilloso vicio para quien disfrute de él. Como todos los vicios.
Comprar tranquilidad también es poseer y sentirse rico.