1.2.25

TRUMP Y MUSK NO SON HAN KANG


“Para los antiguos griegos, la virtud o 
areté no era la bondad o la nobleza, sino la capacidad de hacer algo de la mejor manera posible, de alcanzar la excelencia”; estas son palabras que dice uno de los personajes de la novela, La clase de griego, de la recientemente premio NobelHan Kang y que, si uno repasa a todas las personas que han pasado por tu vida de manera directa o indirecta, te das cuenta de que este concepto del areté no es la premisa principal en demasiadas personas.

Si fuese una replicante a lo Blade Runner diría he visto a un padre golpeando a su hijo, a un hombre joven gritando y zarandeando a una mujer mayor, he visto a hombres débiles humillando a mujeres, he visto a mujeres sin autoestima que mendigaban amor y a hombres viejos que intentaban recuperar a amores de antaño a golpe de talonario para vencer la soledad y a una mujer cocainómana que temía a los conocedores de su secreto y que pensaba que el feminismo era el equivalente al machismo, a un hipócrita que largaba la bipolaridad de cierto amigo con tentativas suicidas, cuando el hipócrita ocultaba su ingreso en un psiquiátrico y también he visto a mujeres que vendían santidades por juventudes de intenso furor uterino y he visto a ex mujeres y ex novias que tras descubrir una cara b de sus parejas tenían que guardar silencio y sufrir campañas de desprestigio por parte de aquellos y he visto a demasiados Trump y Musk a lo largo de mi vida como para que nada ni nadie me sorprenda. Goebbels no murió, se transmutó.

 


Sustituyan a todas estas personas sin 
areté por los conceptos democracia, solidaridad, igualdad y sospechen qué futuro le espera al mundo. El caos vende y ¿triunfa?. 

 

Tal vez sean triunfos momentáneos porque, por fortuna, existen los contra replicantes y si yo fuera uno ante los hechos antes contados podría decir he visto a mi padre (que nunca golpeó a nadie) como tuvo que parar a ese padre colérico que tiró de un bofetón a su hijo al suelo y me he visto enfrentándome a cierto familiar borracho y drogado que zarandeó a mi madre por no aceptar aquel su genética heredada y he visto y me he visto encarándome a los hipócritas para decirles: curados de vuestras debilidades, aceptad vuestros pasados y dejad de joder la marrana porque el mundo no necesita más narcisistas perversos. 

 

Pero si el mundo está regido por narcisistas perversos que quieren el poder por el poder, no por el humanismo, ¿jdónde queda el areté? ¿Trump y Musk quieren alcanzar la excelencia? Temo la respuesta, se intuye; pero tampoco sé qué respuestas darán la solución al caos venidero. Sólo puedo decir, trabajen su areté y si no, quédense callados. Que alguien se lo diga a TrumpMusk y a todos los imbéciles que he (hemos) tenido que ver y aguantar pero, eso sí, no sean benévolos y pasivos porque la maldad hay que combatirla y dejarse de medias tintas ya que odio el buenísmo cobarde y condescendiente.

 

 

Olga Neri

 

 

Se nos acaba la Globalización. La mala y lo que queda de la buena


Se acabó la Globalización como la habían diseñado los mismos que ahora la quieren destruir, y la cambiamos por el lema de: “Mi Nación primero” que es el Mantra preferido de líderes como Donald Trump en los EEUU, Xi Jinping en China, Narendra Modi en India, Recep Tayyip Erdoğan en Turquía o Vladímir Putin en Rusia entre otros, incluidos algunos países de la UE.

Se acabó el comprar barato para crecer dentro aunque sea a costa de las localizaciones. Y eso se ve bien como es lógico, pues se explica mal o al menos no se explica del todo.

Todos los imperialismos buscan ser Imperiales, muy poderosos, y que otros países menores se les acerquen muy mansos para formar esos Imperios. 

Yo elijo quien quiero como amigo, y a ese no le pongo aranceles. Y a quien quiero joder o a quien quiero lejos de mi área de influencia, o con quien quiero negociar desde la prepotencia le pongo aranceles altos, para que venga hasta mi corral.

En un momento dado los aranceles se pueden volver contra quien los impone. Peor cuando quien manda es un tipo sin capacidad para medir, puede hacerlo al revés. Prohibir exportaciones propias a esos países que se rebelan. La globalización se rompería del todo.

Imaginaros a una Europa que no pudiera depender de las tecnologías de los EEUU y de sus amigos, por una prohibición en esas exportaciones. Hablo de tecnologías, pero también de Redes Sociales, espacios de almacenaje de información, o de empresas comerciales que globalizan las ventas de todo el mundo.

¿No debería Europa ir pensando en mejorar de forma urgente esos aspectos, de una dependencia total de "otros" en asuntos clave en el siglo XXI?