13.6.24

¿Emprendemos un viaje personal a una isla desierta?



Todos tenemos alguna vez la sensación (y a veces incluso la necesidad) de que nuestra salida vital de un momento complicado sea escaparnos hacia una isla desierta, abandonando la tranquilidad fingida, nuestra zona de confort para buscar la aventura y el cambio. 

Una isla que la mayoría de las veces es solo mental, ficticia, pero real en cuanto a decisión y sobre todo a necesidad. Un espacio nuevo, vacío, diferente a lo que ya tenemos, sin personas en la mochila.

Pero si nos llevamos a ese viaje interior o exterior alguna de las mochilas viejas que ya hemos ido guardando —las negativas también vendrán pues no es fácil detectar todas ellas para separarlas de las buenas—, aunque construyamos un castillo maravilloso en la nueva isla, será un edificio de barro y se hundirá a poco que sople el viento. 

Escaparse a una isla supone empezar de nuevo, sin cargas mentales. ¿Estás dispuesto, sabes hacerlo?

Y sobre todo si lo necesitas, si lo anhelas, es cierto que debes intentarlo. Pero no corras mucho.

Planifica, elige, separa, abandona, vuelve a planificar y a elegir. 

No tengas miedo y si no has dado ningún paso irremediable, si solo estás planificando, todavía puedes quedarte en tu actual isla, aunque esté llena de bichos. ¿Has probado desinfectarla, quitar los bichos malos?

Y si al final optas por irte a la nueva isla, recuerda que siempre perderás cosas importantes en el camino a costa de las nuevas, pero es la vida, es el ejercicio simple de la libertad. 

Las islas desiertas existen, pero las tenemos que construir nosotros mismos.


Las dudas entre los cargos políticos orgánicos e institucionales


Una de las consecuencias claras de la dimisión parcial de Yolanda Díaz es asumir desde los partidos políticos que deberían tener una clara división y diferencia entre sus cargos orgánicos y sus cargos institucionales. 

Una cosa es el PARTIDO y otra su representación en las INSTITUCIONES.

A los representantes de un partido los eligen los militantes. A los representantes de las Instituciones los eligen los votantes, los ciudadanos. 

A veces son elecciones bien distintas pero la inmensa mayoría de las veces se superponen, se mezclan para facilitar el control de las organizaciones.

Y en cambio yo opino que debería ser una división clara y bien conocida por los afines a sus ideas, que puede incluso contar con diversidad leve de opiniones, de pluralidad en sus planteamientos, de control de unos sobre otros dentro de un trabajo común y muy relacionado y amistoso.

Hay ejemplos que funcionan muy bien como el PNV, otros que lo intentan y no siempre lo consiguen, lo parece, pero es irreal. El proceso debe ser muy claro y básico. 

Los cargos más importantes de un Partido Político no deberían ser nunca Cargos Institucionales. O al menos cargos institucionales de importancia.

Es decir, deben existir dos voces y por ello dos maneras de funcionar hacia el exterior. Una emanando las voces desde el interior de la organización y la otra emanando esas voces desde las instituciones de las que forman parte responsable.

Tener una sola voz en una organización es un error pues se desaprovecha la pluralidad de temas y de opiniones a tratar. A la sociedad y desde los cargos orgánicos se le pueden mandar opiniones que resultan muy difíciles de mandar desde los puestos institucionales. 

Pero esto no solo debe ser una fachada. Vamos a un caso concreto. El máximo cargo en el PSOE es el de Presidente que lo obtenga Cristina Narbona. El segundo cargo es el de Secretario General que lo tienen Pedro Sánchez. Desde hace un año Cristina Narbona es también Diputada lo que lleva a mezclar cargos.

¿Quien habla por el PSOE ante los ciudadanos?  

¿Cuantos votantes del PSOE saben que la máxima figura es Cristina Narbona? 

¿Cuantas veces en los últimos años ha salido a realizar declaraciones de partido su Presidenta? 

Hablamos de un periodo francamente complicado para el PSOE.

Es solo un ejemplo de los muchos que existen como forma de organización. Es la habitual. pero tiene un defecto tremendo y es la desafección política de sus militantes y de sus votantes. Se convierten a ojos del exterior en empresas políticas, parecen que si mantienen sus ideologías es para conservar sus puestos de trabajo.