7.6.24

La gente tiene ganas de hablar sin chillar, sin quejarse


Esta semana he tenido que hacer un pequeño sondeo en mi barrio, recogerlo y clasificarlo. Más de un centenar de respuestas de vecinos de todas las edades sobre su propia zona de influencia urbana. Aspectos positivos y negativos de su barrio, de sus necesidades.

Y los resultados me han conmovido además de fotografiarme una realidad que por conocida no siempre es tenida en consideración por los que tenemos que gestionar o intervenir.

La sociedad, la gente de la calle, los que vemos pasear por nuestras aceras de barrio, los que van en coche a su trabajo a las cinco de la mañana, los que compran en comercios de proximidad, saben perfectamente qué quieren, qué está bien o mal. 

Y si les sabemos preguntar, responden.

Tras repasar todas las respuestas me queda una última pregunta sin responder. 

¿Si es tan sencillo saber qué quieren, qué necesitan, sin quejarse ni gritar, planteando opciones básicas y válidas… por qué nos les consultamos más veces?

En alguna respuesta hay incluso dolor personal, es cierto, queja… pero razonada, hay a veces un deseo de meter el dedo en el ojo pero sabiendo todos que responder por escrito no es tan violento como hacerlo en una Red Social en donde creemos que nadie nos mira.

Los políticos tendríamos que leer más veces lo que de verdad hablan los ciudadanos cuando se les pregunta. Y sí, ya sé que los grandes partidos tienen algunas encuestas de este tipo, beben de ellas aunque los ciudadanos no lo sepamos, pues hay muchas formas de saber qué está sucediendo a nivel de calle.

Yo simplemente las multiplicaría. La gente tiene ganas de hablar sin chillar, sin quejarse.

Trabajar en equipo es muy necesario en la actualidad

Todas las empresas deben trabajar hoy en día en equipos, y tenerlos adaptados al tamaño de su corporación y del tipo de su producción, pero siempre como pequeños grupos autónomos que toman decisiones y las llevan a buen término. 

Cada empresa debe ser dividida en los grupos pequeños que necesite, pero con capacidad (algunos de ellos al menos) para ser ágiles y tomar decisiones. Y para dar cuenta de ellas, entre ellas y de sus resultados.

Las empresas que solo se basen en sistemas productivos donde una persona mande y todos los demás tengan que obedecer son obsoletas e irán cerrando poco a poco. 

El concepto válido es el de “Equipo o Grupo de Trabajo”. Unos meten goles, otros los evitan, alguien organiza pero todos ganan o pierden en relación a otros equipos. Unos suben y otros bajan.

Los integrantes de cada equipo deben tener una referencia cercana y no un superior sobre “el todo”, pues con el sistema viejo solo crecen las excusas ante los problemas. 

Siempre había un responsable claro y máximo que al final es el culpable de que algo o todo salga mal. 

No hay que depender de una sola persona sino de diversos compañeros de equipo que deben procurar el funcionamiento correcto, gestionando pero también decidiendo.

El miedo a la responsabilidad no tiene cabida en una empresa moderna y válida. 

Quien solo sepa trabajar cuando tiene a un jefe que ordena y organiza no sirve para este tipo de empresas.

Se acabó la figura del maestro, del profesor, del sargento, del padre familiar. Ahora cada uno es responsable dentro de su pequeño equipo y demostrar que sabe tomar decisiones válidas. 

Y que sabe encajar y ayudar, que sabe obedecer “al todo”, al proyecto, a la meta, y que sabe darse cuenta de los errores y de los éxitos.