13.11.23

España en Encrucijada: Reflexiones sobre el Futuro de la Amnistía


Vivimos tiempos desafiantes para comprender el presente y aún más complicados para vislumbrar el futuro de España. Algunas decisiones de un Gobierno que parece poco receptivo a escuchar a sus ciudadanos no son de mi agrado, y resultan difíciles de asimilar.

En política, la estética también cuenta: las formas y maneras de tratarnos y relacionarnos entre todos son importantes. Estos aspectos son fundamentales para comprender la dirección que tomamos como sociedad. 

La falta de transparencia, los secretos y la ausencia de explicaciones claras convierten a las democracias consolidadas en espacios de manipulación.

Quienes ostentan el poder lo hacen —al menos en teoría— porque así lo hemos decidido la mayoría. Por lo tanto, se nos debe una explicación clara en las decisiones significativas, ya que su poder y representatividad provienen de nosotros. Entregarnos el silencio o explicaciones escasas y premeditadas en sus cocinas de Comunicación, no favorecen la confianza en nuestra democracia.

Yo estoy a favor de la amnistía y lo he dejado dicho mucho antes. Pero no así. 

Los precios de lo que adquirimos también importan. Una ley tan crucial para la salud democrática de España no puede surgir como un simple intercambio de favores.

Es imperativo discutirla, reflexionar sobre ella, negociarla entre diversos sectores y, lo más importante, someterla a votación al menos en el Congreso de los Diputados cuando no entre todos los españoles. Especialmente cuando muchos ya piensan que dentro de la Ley hay cuestiones laterales que deben abordarse con reflexión.

Nos enfrentamos a un futuro que, de manera engañosa, nos presenta una dicotomía entre la ultraderecha y el socialismo de Sánchez. Sin embargo, hay muchos matices en todos los territorios e ideologías de la España actual. Y los que representamos estos matices no podemos ni debemos permanecer en el silencio ni admitir que no hay otras opciones.

Es innegable que el PP ha cometido errores tácticos al aproximarse a su contrincante VOX, y el PSOE como partido parece estar adormecido desde el abrupto despido de Pedro Sánchez en 2016. Aunque dimitió en ese momento, sabe que repetirlo ahora es imposible.

Ante la disyuntiva de pensar si Pedro Sánchez es ineficaz o si busca pasar a la historia envuelto en torpezas que cree se olvidarán con el tiempo, me inclino por la segunda opción. Pero es un error y un gran riesgo.

El precio social que España tendrá que pagar por estas semanas será complicado de asumir, pues incluso si la futura Ley de Amnistía, que aún desconocemos en sus detalles, es impugnada ante el Tribunal Constitucional, ya habrá generado daños colaterales difíciles de reparar.

La historia, casi siempre, se escribe a base de errores, algo similar al ajedrez, donde gana quien comete menos equivocaciones y acude a la partida mejor preparado.

Ajovín

10.11.23

La infantilización de la sociedad


En mi familia hay dos grupos: unos que no son dados a quejarse de nada y que ante los problemas buscan las soluciones sin marear al personal y otro, quejica, llorón, infantil, egoísta y manipulador de realidades prosaicas o íntimas. Yo pertenezco al primero. Tengo un rodaje, una experiencia, unos hábitos desde niña que los asumo sin darme cuenta. Es un mecanismo automático y que, creo yo, da la sensación de frialdad, distanciamiento, reserva interesada por aquello de que si no mareas al personal con tu bla, bla, bla es que debes ocultar algo escabroso. La experiencia me ha enseñado que las palabras no dicen nada que, en sí, es una contradicción; yo observo los hechos.

Y sí, esta sociedad, salvo raras excepciones, está condenada a una infantilización sin igual. Quien lea este artículo, probablemente habrá aguantado a estas personas que solo llaman cuando tienen algún problema laboral, sentimental o de cualquier índole y tú, como buena persona, intentas asesorarle, dar confianza o apoyarle aunque estas mismas personas ni mandan un mensaje preguntándote cómo estás. Al final, que haces con estos personajes, tenerles lástima, lo primero y segundo saber hasta dónde tienes que llegar y hasta dónde no. Marcar fronteras, eso es todo.

La incomunicación actual en una sociedad interconectada en exceso ha dado para sorpresa de muchos o de pocos (hay pareceres varios), un alejamiento de todo y todos. La soledad no deseada se agrava pese al paraíso de los caracteres, emoticonos, vídeos, fotos varias que muestran pero no enseñan humanismo. Los voceros insistentes en vender hechos sin demostrar, mensajes contaminados, opiniones con visos de verdad dan tal cantidad de bulos, mentiras que pueden llegar a influir y determinar las elecciones de cualquier país o el linchamiento de cualquiera. Esta infantilización de una sociedad que no contrasta información, que no va más allá del trampantojo da y dará en un futuro una inteligencia anestesiada entre lloriqueos y narcisismos donde los problemas de cada cual se convertirán en lo más importante pero dará igual lo que le pasa al de al lado porque el yo infantil debe ser el centro de atención.

Sí, estamos creando una sociedad infantil, sobreprotegida ante las vicisitudes de la vida que en vez de resolverlo de manera silenciosa lo convierten en un folletín barato. Se victimiza o se culpabiliza sin atender al término medio que es donde está la virtud. Son tiempos donde ya no se habla frente a frente, se esquivan miradas, se adormecen sentimientos honrados; los haters ganan terreno y los me gusta serán santo y seña de los fariseos.

Olga Neri – 11/11/2023