8.9.23

Hay que terminar con la desafección política en España


Sabemos, o deberíamos saber, que la pasividad de la ciudadanía interesa a las fuerzas conservadoras, pero que para una política de progreso es imprescindible una ciudadanía organizada y activa. Sabemos también por experiencia lo difícil que desde la Transición le resulta al PSOE asumir esta necesidad y traducirla en iniciativas, pero también a las organizaciones que se reclaman de un proyecto de transformación progresista que, desde el PCE, IU, PODEMOS…, han sumado demasiados fracasos en este objetivo de impulsar la necesaria incidencia social más allá de positivas pero momentáneas respuestas sociales. 

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El texto de arriba no lo digo yo, lo ha publicado Isidro Boix en Tribuna Abierta. Pero lo veo muy correcto.

Estas apreciaciones son gran parte de la desafección actual hacia la política que los ciudadanos progresistas están (estamos) teniendo en los últimos años. Y en crecimiento. Y eso es muy negativo de cara al futuro.

No podemos ser ciudadanos que simplemente observamos, leemos, votamos cada cuatro años. Eso no es suficiente, y si seguimos todos por esta deriva, nos cargaremos poco a poco la democracia, pues nada es eterno…, si no se cuida.

La sociedad, toda, necesita sentir la política como algo imprescindible, algo que incluso desde el punto egoísta personal, nos interesa, pues nos puede (debe) simplificar la vida en sociedad.

Si pensamos como ciudadanos lo contrario, está muy claro qué final tendrá la película de la historia reciente, y eso es negativo. Aunque sea un final lento.

Julio M. Puente Mateo

Los dirigentes catalanes se equivocan en el tono


El mayor problema de Cataluña en su relación con España, es que los actuales líderes catalanes no están a la altura histórica que se necesita en cada momento. Y ahora no tocan sus insistentes exigencias, pues solo serían posibles en una España capaz de entenderse ella misma.

Las palabras de Feijóo sobre Cataluña, que no han sido bien entendidas en el PP son uno de los pocos ejemplos desde el Partido Popular de querer avanzar, pero enseguida ha sido torpedeado desde dentro. Leámoslas para recordarlas.

“Sé que debemos dar una propuesta y debemos de buscar un encaje del problema territorial de Cataluña, pero eso será un pacto de Estado o no se hará. Se hará de acuerdo con la ley o no se hará. Y eso se hará en el encaje constitucional o no se hará”.


La palabra ENCAJE ni ha gustado a los catalanes ni al PP. Claro error táctico del momento. ¿Queremos resolver la situación o preferimos enquistarse?


A los dirigentes catalanes, que representan solo a una parte de los catalanes, hay que escucharlos, sentarse a negociar LOS ENCAJES, hablar y reunirse para encajar (otra vez) las diferencias, pero no caer rendido ante todas sus propuestas.


Sin caer ni en el victimismo o la preocupación que parecen transmitir Felipe González o Alfonso Guerra, España nunca debe pasar de analizar un federalismo posible en línea con Europa. Y cortar claramente todo lo que pueda sonar a Secesión o a desencajar.


Julio M. Puente Mateo