31.8.23

Mandas según lo que cobras por mandar


Nos gusta observar, incluso creo que nos gusta ser observados. Si no fuera así sería complicado entender que haya personas que pierdan casi todo por salir en programas de televisión a contar sus miserias.

Tenemos ese punto de querer transcender y hay personas que piensan que unos segundo observados por miles de personas ya es suficiente para no morir del todo. Si, estamos tontos.

Por otra parte es cierto que nos gusta ver a los demás, e incluso nos gusta escucharles sus mierdas, sus problemas, para sentirnos mejor. No estamos tan mal, pues otros están peor que nosotros.

Toda esta problemática decisión no surge de la nada, está perfectamente estructurada para que te sientas mejor. Es como ir a gritar al fútbol. Durante décadas era la mejor solución compensatoria para que no gritaras en la calle. Salían del campo vacío de malas babas.

Pero para que todo esto funcione es necesario que haya miles de personas que opinen lo contrario, que no se crean que estamos tan sumamente dominados, y nunca sabemos bien por quien. Los listos de verdad son capaces incluso de inventarse a lo que entre todos llamamos políticos, para que sean ellos los que se lleven las hostias.

Simplemente para que los que realmente mandan de verdad, los que se llevan lo magro de mandar, estén escondidos solo recibiendo el fruto. 

¿Alguien piensa como lógico que el Presidente de la R.F. de Fútbol cobre 7,5 veces más que el Presidente de España? Pues así a cientos, en sus despachos privados.

Nota.: La viñeta es del genial Quino

Ajovín

Si las malas ideas triunfan, es seguro que son buenas

A veces la arquitectura parece rara vista desde fuera, resulta casi imposible imaginar qué contiene el edificio, pero algo ha movido para que sea así, a construirla como es. 

Y no me estoy refiriendo solo a las arquitecturas urbanas, sino también a las sociales, a las personas y sus decisiones, a las empresariales.

Hay veces que una idea, por si sola, es ya capaz de mover conciencias de grandes grupos. No se necesita más, ni desarrollarlas mucho, ni plantear objetivos complejos, ni ofrecer garantías añadidas. 

Solo con la idea ya sirve para creer en ella. 

Tal vez nos falta entenderla algo mejor y desarrollar sus expectativas a través de explicaciones detalladas. Pero de entrada podríamos decir que nos gusta.

El triunfo a veces existe por llegar en un momento especial, otras por ser la única idea, o la idea diferente, o caer del cielo cuando más agua se necesitaba para regar. 

Si logras creer y consiguen que otros crean, ya has logrado lo más complejo: crear sinergias víricas que se contagian ellas solas. 

Si además otros creen en ti o en tus ideas, están logrando que tú mismo creas todavía más en ti y desarrolles mejor tus proyectos.

Para que una idea triunfe no tiene que ser muy buena, no es necesario que se explique ella sola, incluso a veces vista separada de su contexto, nos puede parecer una mala decisión.

Pero si está triunfando será por algo y eso es lo más importante. Tal vez si triunfa es por algo especial.

Eso, y saber por qué lo está haciendo, por qué triunfa, si en realidad no nos parece tan buena. 

Nos puede parecer irregular… cuando la observamos desde fuera, parcialmente, desde otro punto de vista. Pero si es la elegida… será por la suma de varios conceptos. 

Adivina cuales y multiplícalos. Aprende de los éxitos de tus propias ideas, de esas que no te parecen tan buenas.

Ajovín