9.3.22

Radio de Onda Corta, el futuro para el siglo XXI


Nadie desea volver a los años medianos del siglo XX, a la Onda Corta en la radio vieja, a los cafés o té de media tarde —sin galletas, que serán un lujo— junto al aparato analógico y de válvulas que se oía mal  y con interrupciones, ni tampoco deseamos volver a las revistas de papel que se leían una y otra vez, pues había pocas y eran caras. Pero el ser humano es muy dado a repetir errores.

Ya se nos avisa de que la energía, la que no da para internet o para calentarnos, para el horno o el agua caliente, va a ser casi un producto de lujo, como el aceite de girasol que un pocos meses ha subido 2,5 veces, como si advirtiendo desde el verano estas subidas, nos estuviera avisando de que Ucrania se nos hundía.

Enseguida vendrán las subidas de las carnes, pues los piensos y cereales de alimentación animal van a escasear y ya se sabe, menos oferta, más precios subiendo y descontrolados. 

Esto si antes el propio Putin no prohibe vender a Europa lo que a él le está sirviendo para financiar su guerra. Nunca se sabe.

Legislamos a golpe incierto de sensaciones. Se legaliza a todos los ucranianos que vivían sin papeles en España antes de estallar el conflicto, pero se deja en el limbo a los ciudadanos que en igualdad de condiciones venían desde otros países. No es fácil de explicar ni de entender, pero es lo cierto. 

Ya no entendemos de vacunas, de variantes de COVID, sino de lanzagranadas y de ciudades que no sabíamos que existían. Vamos aprendiendo fuera de las escuelas, a base de golpes y problemas, de urgencias . Y lo hacemos en un mundo global al que tenemos que poner orden con rapidez, pues se nos está desbocando.

8.3.22

España y la importancia del Sur y el Oeste en la nueva Europa


Hoy nos importa Ucrania y los ucranianos, es lógico y humano, pero enseguida nos importará Rusia y todo su espacio geográfico, y eso será más duro. El papel de Rusia ha cambiado Europa, termine como termine el actual conflicto. 

Los ucranianos habrán perdido casi con toda seguridad su libertad como país que puede determinar su papel histórico, pero Rusia no sabemos cómo quedará, quien la gestionará, qué desea transformar en sus espacios cercanos. 

Tampoco sabemos qué papel jugará finalmente China, tampoco de qué manera quedarán las fronteras del Este de Europa dentro de unos meses, ni qué papel desea tener los EEUU. 

No sabemos que precio tendrá el precio del oro, del Dólar o del Euro, del petróleo o de la energía o los transportes. Ni la capacidad que este conflicto ha tenido para volcar una nueva recesión sobre Europa.

No sabemos hoy quien tendrá que pagar la reconstrucción de Ucrania, de qué forma saldrá Europa de todo esto y cómo gestionaremos lo que ya era un problema con la inmigración desbocada que venía de África y que ahora ha visto moverse sus cimientos de razón o de razones con la llegada de los ciudadanos del Este.

La energía se ha removido e incluso los EEUU están ahora negociando con Venezuela para cambiar sus relaciones, en un cinismo que asombra. Posiblemente haya que mirar más hacia Iberoamérica.

Tras la pandemia y los peligros de una Globalización sin poderla controlar, viene ahora esta asunto ruso que nos vuelve a mostrar las debilidades de Europa, por no tener un espacio geográfico unido en la política y en los procesos de defensa propios.

El barullo será tremendo para intentar desmadejar todo este lío que no ha hecho más que comenzar, pues ahora solo podemos ver el dolor de las familias, de las ciudades destruidas. pero por debajo se irán fundiendo muchos más problemas estratégicos, que nos afectarán. 

Incluso ya se habla abiertamente del papel de España en un nuevo concepto de Europa más hacia el Sur y el Oeste, con un papel más importante de nuestro país como punta de lanza hacia el Atlántico y África, una vez que el Oeste europeo ha demostrado unas debilidades y peligrosidades muy preocupantes. 

La viñeta de Riki Blanco dice lo mismo, sin utilizar palabras.