8.1.22

Si el trabajo nos da felicidad, sirve para crecer todos


No tenemos gusto o deseo vital por el trabajo, no es que lo veamos como un castigo —que también— sino casi como una obligación para que existan parados y jubilados. Jope en qué nos estamos convirtiendo. Se está dando la curiosa fantasmada de que algunos de los que tienen trabajo desearían disponer del desempleo como complemento a su felicidad. O se jubilan antes de tiempos por "si acaso".

Cada día hay menos personas que son felices con su trabajo, y menos todavías… que además reconozcan al trabajo como parte importante de su felicidad.

Hoy nos produce placer el consumo, la contemplación, incluso el sufrimiento de "otros", la queja y la crítica, pero el duro trabajo ni se contempla como fábrica de placer. 

Y en cambio el ser humano desde su asentamiento y evolución, ha tenido el trabajo como una necesidad de "ser" de sentirse útil ante la vida. Sin trabajo no es posible ser feliz, aunque todos admitimos que "algunos" trabajos están muy mal pagados y no siempre organizados para lograr la felicidad de quien los realiza.

No es bueno generalizar, es cierto, y debo reconocer que hay personas amantes de sus labores, pero van en una disminución preocupante. 

No somos capaces como sociedad moderna de construir personas sobre la felicidad de su trabajo y así la mediocridad como sociedad se multiplica como otro virus. 

Para ser el mejor, incluso para ser bueno en lo tuyo, debes amar lo que haces, pues solo del amor surge el respeto y las ganas de mejorar. 

Y hemos perdido el gozo natural del trabajo bien realizado, del respeto a tu propio puesto de trabajo, de la pertenencia a un grupo laboral que hubo un tiempo se llamaba gremio y luego oficio, para ahora ser eventual.

Mientras como sociedad no volvamos a valorar al trabajo no levantaremos cabeza. Y vendrán otros y nos empujarán al agujero.

Pero si además nos pagan lo necesario por nuestro trabajo… miel sobre hojuelas. Si encima somos capaces de vivir de ello, tenemos una suerte tremenda en estos tiempos jodidos, en los que tener trabajo no es sinónimo de NO ser pobre. 

Pero sobre todo debemos ser felices, así que creamos en lo que hacemos, como mejor camino para ser felices.  Y tratemos de mejorar nuestras condiciones de trabajo y de vida.

Y si nos pagan o nos sueldan de forma insatisfactoria, abandonemos el lugar, la empresa, pero no la actividad si esta nos gusta. Seamos inteligentes y busquemos recambios.

Aprendamos a vivir de lo que nos gusta, que los sueldos vendrán, seguro.

Practiquemos algo de literatura creativa, incluso sin saber escribir


Acabo de titular "casi" con una barbaridad el inicio del texto. ¿Se puede escribir sin saber escribir? Sí, y con rotundidad. Practiquemos algo de literatura creativa, incluso sin "casi" saber escribir. Si… ¿por qué no van a poder crear los que saben escribir una palabra detrás de otra, una idea detrás de otra idea, aun sin tener "escuela" que les haya enseñado? Tal vez la mejor manera de saber si te gusta aprender a escribir, sea practicar un poco y observarte.

Ponerse delante de una hoja en blanco merece un respeto, trasmitir ideas más respeto, atreverse a escribir es de premio. Poco a poco y según vayas escribiendo se aprenderá más, no hay que tener miedo a escribir.

Elige un vecino tuyo como protagonista y ponlo en una situación cómica. Si es serio mucho mejor hacerle ese contraste. 

Juega con él como personaje, no hagas más de un par de páginas en cada situación, pero practica a ponerlo en diferentes situaciones. 

Es una persona que conoces, que crees saber cómo se comportará. Juega a ponerle ante diferentes responsabilidades y disfruta de aprender a jugar con un personajes mitad ficción pero mitad real.

A la semana vuelve a leer lo que has escrito y analiza si cambiarías algo, si le sobran partes.

Estás creando un personaje que te podrá servir para otros trabajos más largos.

Para finalizar crea un relato en donde este personaje hable a los lectores, sobre el cómo ha vivido él las experiencias de verse envuelto en todas esas situaciones a las que le ha sumido el autor. Enfréntalo con la realidad, con tener que dar explicaciones. En Primera Persona. Juega con tu vecino, sin que él lo sepa.