27.12.21

Ciudades Humanas, para no demonizar las ciudades


Estamos escuchando cada vez más que las ciudades ya no nos sirven
, que no es calidad de vida, que no son sostenibles, que incluso van en contra de la buena vida de las personas y que hay que buscar otros espacios más habitables y humanos para trasladarnos. Sin ser cierto tampoco es equivocado el planteamiento.

Pero la solución no está en huir de las ciudades, algo que es imposible, sino en plantearnos qué tipo de ciudad necesitamos para el futuro.

Es imposible huir de las ciudades pues en caso de hacerlo lo único que lograríamos es llevar la ciudad y sus errores a otros lugares, convertir en ciudades con los mismos errores otros espacios que ahora son muy diferentes.

Si nos fijamos en los últimos cambios, empujados incluso por la propia pandemia, observamos que hay cosas que hacemos mal y que además aplaudimos y copiamos, sabiendo que son errores. No hay criterios fijos y ya reflexionados de hacia dónde deben moverse las ciudades hacia su futuro. 

Sabemos que el coche ya es insoportable en las ciudades densas, pero es muy tímido lo que se hace y sobre todo es muy lento cuando se habla de reformar los servicios de transporte urbano de calidad. No es posible entender los cambios sin coste económico, pero nos confundimos a la hora de señalar dónde se encuentran los costes insoportables.

Sabemos también que hay que ir a ciudades verdes, pero seguimos anclados en un diseño de zonas verdes muy plano y artificial, costoso de mantener en ciudades con climas específicos que deseamos pinar del mismo verde sean ciudades secas o ciudades húmedas.

Admitimos con normalidad los consumos desmedidos de todo tipo de servicios, al coste más barato posible, cuando eso sabemos que muchas veces crea pobreza (los Rider por ejemplo), o la encastra en nuestras ciudades. 

Por ejemplo no consumimos lo necesario en nuestros comercios de proximidad, sin que nadie explique la seguridad pasiva que desprenden los comercios o locales de servicios abiertos en nuestros barrios. 

Tenemos muchos datos del funcionamiento de las ciudades. Pero aunque se publican y se saben, no siempre nos sirven pues no queremos reflexionar con decisión y con las ganas suficientes como para tenerlos en cuenta. Nuestras ciudades deben fijarse en las "Ciudades Humanas" y debemos entre todos caminar hacia la solución de los problemas que ya tenemos, y sobre todo para que no lleguen los que no tenemos pero conocemos muy bien.

¿Y qué es la llamada "Ciudad Humana"? Pues está perfectamente diseñada en miles de documentos diseminados por todo el mundo. Quien tiene que tomar las decisiones los conoce bien pero no siempre 


26.12.21

El psiquiatra y el psicólogo más baratos del mundo

La factura o la nota del psiquiatra o del psicólogo siempre nos parece muy cara. ¿Lo habéis notado? Dijo mi amigo AN en su última visita a la psicóloga una frase lapidaria: “Mire, el problema se ha convertido en usted, pues ya no puedo pagarle la factura”.  

Es curioso lo complicado que es una derivación a psicología o psiquiatría de la Seguridad Social, y cuando lo consigues tras muchas esperas, las siguientes son a los seis meses cuando no al año. En cambio si vas como paciente particular, es decir de consulta privada, te dicen de volver cada semana, cuatro veces al mes. 

Curiosa y tremenda diferencia a precio de billete.

No son baratas las consultas, pero yo os voy a dejar las más baratas del mundo mundial, las consultas eficaces y más baratas en psicología y psiquiatría.

Se trata de leer y escribir, sabiendo que leer funciona bien pero menos, y que escribir funciona mejor, casi maravillosamente. 

Se preguntaba Graham Greene que cómo lograba huir de la locura aquellas personas que no quieren escribir. Pero en esta opinión están muchos escritores famosos que saben lo terapéutico que es escribir. 

Que por cierto no tiene nada que ver con publicar, ni tampoco que aquello que escriben muchos escritores famosos o no, sea todo publicado y publicable.

¿Que no sabe escribir? No, no no. Recapacita. No sabes escribir como Vargas Llosa o Delibes, como J. J. Millás o como Matute. Vale, en eso estamos de acuerdo aunque habría que leer lo que escribes para asegurarlo. 

Pero nadie está hablando de escribir como ellos, estamos hablando de escribir como terapia, como ejercicio más importante que el Pilates o la gimnasia de tripa. 

Estamos hablando de gimnasio mental, de vaciar, de limpiarnos, de reconocerse al releer los textos varios meses después, de darnos cuenta al escucharnos en voz alta verbal o escrita, de que somos como todos, y más válidos que todos, pues somos nosotros.

Escribir mal, escribir como sepamos, como nos salga de dentro. Escribir y esconder.

Se puede escribir un diario, pero también poemas, reflexiones, artículos cortos, cuentos infantiles, ideas, novela, filosofía personal, pensamientos sobre el momento político o social, ensayos sobre tu vida profesional o sobre tus aficiones. 

No pienses más que en un único lector. Sólo tú. Y siempre es gratis. Bueno…, bien, el papel si lo imprimes. Pues no lo imprimas. 

Y si no te atreves a escribir, que es muy sencillo hacerlo: dibuja, pinta, colorea. No es lo mismo, pero también ayuda mucho.