4.7.21

Leo sobre 1931 y 1936, y me entra la preocupación histórica



Estoy leyendo sobre el inicio de la Guerra Civil en España, sobre el inicio de la República con enormes ansias de gozo y libertad, de cambios y transformaciones en una España pobre y poco instruida, y de qué manera nosotros mismos, todos nosotros, supimos tirar a la basura todas las ilusiones y ganas, para convertirnos en asesinos de nuestra propia sociedad, de la España que deseaba cambiar a mejor.

No tengo ninguna de duda de que el 18 de julio se dio un Golpe de Estado contra la Ley en España, y que los militares que la apoyaron fueron unos golpistas. Pero a su vez creo que todo se veía venir, y que nuestros padres y abuelos no fueron capaces de entender que jugar con aquello iba a traer sangre y sobre todo el empobrecimiento de la sociedad española durante muchas décadas.

Creo incluso que todavía bebemos de aquellas barbaridades aunque se empeñan en decirnos que hay que olvidar o que aquello fue hace mucho tiempo. Las heridas mal cerradas siempre dejan cicatrices de mala hostia que duran excesivamente. Seguimos siendo menos europeos y más pobres que los vecinos, porque todavía lloramos a nuestros muertos sin saber dónde están, y por el empobrecimiento de una sociedad donde a los mejores y más motivados para el trabajo social los fusilaron.

Pero lo más grave entre lo que leo es una cierta comparación con los tiempos actuales. También en aquellos años se odiaba a los políticos, la intelectualidad se escondía en muchos casos pues recibía excesivas críticas en cuando abría la boca, y los que parecían mandar (entonces incluso en la calle) eran lo que no tenían una formación social suficiente, excepto los que provocaban las violencia de acción / reacción. 

Y todo aderezado con la desaforada pelea y odia hacia la religión, con el problema de Cataluña, con la enorme diferencia entre la España Rural y la España Urbana, una crisis económica mundial que nos afectaba ya entonces más que a nadie, y una pérdida de respeto hacia lo establecido.

Leo también las pocas ganas de muchos políticos de nombre para ser líderes de aquella España y como iban dejando en manos de bobos con ansias de poder el control de las decisiones. Incluso leo gestiones bien realizadas por algunos líderes de izquierdas y de derechas, que eran orilladas pues parecía que no era de recibo buscar la concordia, que lo que movía a las gentes eran las revoluciones desde el poder económico o desde la calle y la sinrazón.

Y dada mi edad, me preocupo menos, excepto por mis hijos. Pero yo ya no pienso salir a decir nada. Aunque sé que los silencios siempre son cómplices.

Nota.: En la imagen podemos ver en el año 1932 y en La Coruña a Manuel Azaña (entonces Presidente del Gobierno) con Franco.

¡¡A por ellos!!, es decir, ¡¡A por mí mismo!!


Llevo 10 días con dolor de cabeza que para mí es una hostia sin colores, pues nunca me ha dolido el cabezón. Alguna vez tenía que ser. Los achaques son invalidantes siempre, mucho o poco, pero te joden las ganas y las fuerzas. A ciertas edades esto se intenta soportar y entender como normal, pero no siempre, no a todas las horas del día. A veces te jode verte más flojo, con menos estabilidad, con más miedos. Pero no miedo al final, simplemente miedo al intermedio, a la incapacidad lenta.

Me miro al espejo y me digo —¡Joder! no te acuerdes de la debilidades, mira al frente y disimula.

Pero no siempre es fácil. Ayer me dijeron que los que somos así, tipos que no sabemos pedir ayuda o que incluso no sabemos explicar lo que nos sucede para no dar pena o para no dar la sensación de debilidad, somos unos jodidos egoístas. Ya es lo que me faltaba, pero me la sopla.

Estoy seguro de que esto es cuestión de días, que la flojera se pasa y miel sobre hojuelas. Pero mientras tanto vas perdiendo días y ya no nos sobran tantos. Ideas me sobran, pero ganas, fuerzas y capacidad… pues ya no lo sé. ¡¡A por ellos!!, es decir, ¡¡A por mí mismo!!

Uno mismo se va difuminando, se le pierden las fuerzas y las ganas, y sin darle importancia va peleando para recuperlas. Sé que es sencillo, pero temo más por el día     en que será mucho más complicado. Todo llega.