14.6.21

Artículo del economista Joseph E. Stiglitz para el China Daily


El economista Joseph E.Stiglitz, ha publicado un artículo en el diario China Daily, "Cinco Lecciones que deberíamos haber aprendido de la crisis de 2008", del que todos podríamos sacar conclusiones para saber si estamos avanzando por el buen camino o si al contrario, no estamos haciendo los deberes.

Os dejo el texto publicado por el economista Joseph E.Stiglitz en el año 2010, casi al iniciara los desastres la Crisis del 2008. ¿Algunas conclusiones o ideas sirven para la crisis que se nos vendrá encima tras este 2021 de pandemia?

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Primera lección. El mercado no se corrige solo. De hecho sin la regulación adecuada, el mercado tiene una tendencia natural hacia los excesos. Sencillamente la mano invisible de Adam Smith no existe. Los banqueros persiguen su propio interés que no tiene porque encajar con los intereses generales de la sociedad, incluso por no encajar no tienen porque encajar ni con el interés de sus accionistas o deudores y sin duda no son los mismos intereses que los propietarios que han perdido sus viviendas, los trabajadores que se han quedado sin empleo, los jubilados que han visto como sus fondos de pensiones se evaporaban o los contribuyentes que han pagado miles de millones de dólares en rescates bancarios.

Bajo la amenaza de colapso del sistema, la red de seguridad, no ha servido precisamente para salvar a los individuos de las exigencias de la vida, sino que la han extendido generosamente para salvar a la banca comercial, la banca de inversión, a las aseguradoras o a las compañías de autos. Nunca tanto dinero había sido transferido de tantos hacia tan pocos…. 

La justificación ha sido que rescatar a la banca, permitiría que se volviera a abrir el grifo del préstamo. Esto no ha sucedido. Lo que ha sucedido ha sido simplemente que el contribuyente ha dado su dinero a las instituciones que han estado especulando con ellos durante años, vía préstamos predatorios, intereses de las tarjetas de crédito usureros, y comisiones no transparentes.

El plan de rescate ha expuesto una de las mayores hipocresías de la historia. Aquellos que se escudaban en la austeridad fiscal cuando se trataba de financiar pequeños programas de bienestar para los pobres, ahora han defendido sin problemas el mayor plan de rescate de la historia. Los que abogaban por la virtud del libre mercado y de la transparencia han llevado a crear un sistema financiero tan opaco que ni los mismos bancos comprenden sus balances. Los que defendían la responsabilidad ahora buscan el perdón de la deuda para el sector financiero.


Segunda lección. Hay que tratar de entender porque a menudo los mercados no funcionan como deberían. Hay varios motivos para que ocurran los fallos del mercado. En este caso, las instituciones financieras demasiado grandes para caer, tienen incentivos perversos. Si sus apuestas tienen éxito, se quedan con todos los beneficios, si fallan, es el contribuyente el que paga la fiesta. Cuando la información es imperfecta, el mercado no funciona bien, y las informaciones imperfectas abundan en el mercado financiero.


Tercera Lección. Las políticas Keynesianas funcionan. Países como Australia, que han implementado grandes planes de estímulo bien diseñados, están saliendo de la crisis. Otros países que han sucumbido a la vieja ortodoxia… siempre que la economía entra en recesión aparece el déficit, la recaudación de impuestos cae de forma más rápida que los gastos. La vieja política económica ortodoxa sostiene que este déficit debe ser cortado, ya sea aumentando impuestos o recortando el gasto. Cualquiera de las dos medidas reduce la demanda agregada y empuja a la economía a una profunda depresión y menoscaba aún más la confianza.


Cuarta lección. Tiene que haber algo más en la política monetaria que sólo luchar contra la inflación. Una atención excesiva en controlar la inflación por parte de los bancos centrales provoca que se ignore lo que está sucediendo en los mercados financieros. El coste de una inflación elevada, es minúsculo comparado con el coste que se impone a una economía si los Bancos Centrales dejan que florezcan las burbujas especulativas.


Quinta lección. No toda innovación nos lleva a tener una economía más eficiente y productiva, por no mencionar una mejor sociedad. Los incentivos privados importan, y si no están alineados con un retorno social, el resultado puede ser que se tomen riesgos excesivos y predomine un comportamiento cortoplacista. Por ejemplo los beneficios de las innovación en la ingeniería financiera de los últimos años son difíciles de probar. Lo que ha quedado claro es que el coste asociado a ellos ha sido enorme.


Más formación es más productividad y más trabajo


Tras asumir que nuestros desempleo en España es brutal sobre todo entre los jóvenes y las mujeres, y que aumenta el paro desordenadamente en nuestra España y mucho más que en nuestros países vecinos —en cuanto cualquier tipo de crisis que afecta al mundo occidental nos ataca—, nos vamos percatando que la formación profesional en España es mala, baja de calidad no tanto formativa como de organización y cintura para hacer cambios y sin continuidad a lo largo de la vida laboral de las personas. 

Ya se habla de la Formación Dual, imprescindible. E incluso del engranaje de la FP con ciertas partes de la Universidad, otra lógica de sentido común. Estamos hablando de crear sociedad y sobre todo de crear y cuidar FUTURO.

Hay que modificarla y no siempre somos capaces por diversos motivos, algunos muy fáciles de detectar desde dentro, que esa es una de sus enfermedades.

La formación profesional debe ser una actividad más de nuestra vida laboral. Nunca debería acabar si queremos mantener nuestro trabajo, si queremos ser válidos como país, si queremos unas empresas optimizadas. Y sobre todo si queremos ganar más dinero con nuestro propio trabajo siendo trabajadores.

Pero esta actitud no es solo cuestión del trabajador, del ciudadano, debe ser un concepto de todos, sobre todo de los que gestionan y gobiernan. 

Nada importa más a la economía de un país que tener una gran humanidad productiva y que lo sea en procesos de gran valor añadido y con eficacia y calidad. Solo con ciudadanos bien formados se consigue esto.

Las universidades no han sido cuidadas por los gobiernos y menos todavía por las empresas. Por un doble motivo: Para darles total libertad de actuación y gestión sin percatarnos que sin dinero no hay libertad en la universidad y para que no fueran las empresas las que dictaran con sus ayudas sobre qué materias había que profundizar y cuales no eran imprescindibles en el mundo capitalista del beneficio puro.

Efectivamente es complejo pretender que las empresas ayuden a carreras de letras, lo que no evita que sean los gobiernos los que potencien más estas carreras para que no se queden abandonadas de los presupuestos que apoyan las empresas. Esto se llama discriminación positiva y es tan viejo como la orilla de los ríos.

Y los Centros de Formación Profesional funcionan irregularmente, es decir unos muy bien y otros mal, con unas prácticas mal planteadas y peor organizadas, con unas adaptaciones curriculares lentas, con un número de profesores profesionales muy bajo en ciertas formaciones. Es imposible motivar a un alumno de F.P de Grado Medio si no lo sacamos de la escuela reglada habitual y no lo metemos a una aula taller con profesores profesionales. 

Como es imposible lograr una formación correcta si no aumentamos las horas de prácticas reales en al menos dos empresas diferentes con suficientes horas formativas.

Hablamos de ayudar a las empresas, pues bien, es cierto, lo necesitan. ¿Y qué les podríamos pedir a cambio? 

Pues sencillamente que admitieran a más alumnos en prácticas y a un tutor que controlara y participara en la formación. Pero con un inspector de tutores. El papel del inspector es muy necesario en muchas actividades públicas, inspectores que deberían ser NO funcionarios públicos. Simplemente porque todos queremos que todo funcione mejor.