7.5.21

¡Viva el desorden ordenado! Y dejémoslo tranquilo y sin cambiar


Me encanta mi desorden, es como vivir rodeado de lo que tengo dentro de mi cabeza, todo un lío perfectamente organizado. Me gusta el barullo pacífico, el de asentar cosas bien ordenadas dentro del desorden total. Imposible de aclarar esto último. 

No soportaría ver ahora un vaso en vez de dos encima de mi zona del teclado. Todas estas cosas que ahora observo alrededor mío  excesivas sí, las tengo que quitar cuando toque hacerlo, que será luego o mas tarde, pero no cuando yo veo que sobra un vaso. Y mucho menos si me lo dicen desde fuera, eso ya es… ¡¡caca!!

Entre tener que levantarme para quitar uno de los vasos y seguir viéndolos sabiendo que es decisión mía, que yo los he dejado allí… elijo lo segundo. Por algo habrá sido.

Ya tocará el momento de retirar ese segundo vaso. Si me lo hubiera dejado otra persona allí… montaría en cólera buscando al responsable. Soy mas raro que un perro verde. Pero ojo, monto en cólera en silencio…, casi siempre.

Creo que debería retirar el segundo vaso. No me deja picar bien las Ñ ni las P y eso ya…

De la educación de nuestros hijos depende nuestra vejez

De la educación de nuestros hijos, depende parte de nuestra vejez. Puede parecer puro egoísmo pero es una inversión para uno mismo, y de entrada sobre todo hacia ellos y por la sociedad del futuro. 

Si invertimos en humanidad, lograremos personas con inteligencia emocional que será además de felices, válidos para la sociedad.

Quino nos dejó esta historieta, que es un relato tristemente real.