1.5.21

Esas edades adultas en las que ya no eres como antes


A partir de ciertas edades adultas —para ser suaves y reales—, uno duda siempre si escribir o leer, si entregar o recibir, si soñar despierto o dejarse dormir con lo que otros te plantean. 

A ciertas edades uno ya está algo desaparecido, fantasma vivo que sabe que ya no es tan necesario, que no es que sobre, sino que nadie nota que falta. 

Se pierde el tren de la necesidad de los otros, tus espacios anteriores quedan ya ocupados y nadie se acuerda de tus tiempos. Tienes que ser tú… quien siga peleando por tenerlos, por creértelos o por creártelos. 

¡Qué hermosos verbos! Crear y Creer. Creártelos y Creértelos.

Son estos tiempos para escribir poco pues se lee menos, y de mirar más ya que cada día está todo más borroso. 

No hay más. Excepto que quieras moverte con menos color o con otros menesteres tremendamente distintos, artificialmente creados para sobrevivir.

He visto a Joaquín Sabina en una imagen mientras se ponía la vacuna. Es inmundo pues no es una imagen de este mundo. Yo quiero que me vean con bombín y no en camiseta y cara de miedo.

¿Por qué no respetamos más a los adultos excesivos si todos vamos hacia ello, siempre que tengamos suerte en el camino?

La domótica tiene sus problema. Cuidado que empieza mandando


Ayer en casa nos sucedió un episodio que podríamos calificar de parapsicología tecnológica. Hace un mes me compré una nueva televisión Samsung y ayer la muy jodida nos avisó con un mensaje en pantalla que hacía mucho tiempo que no utilizábamos el mando a distancia original y es cierto. Lo curioso es que si tuviera uno de esos aparatos que reconocen tu voz y admiten órdenes, me habría dicho la tele con su voz en grito que debo emplear más el mando. Ya ni en casa somos libres de hacer lo que nos venga en gana. 

Es cierto, compramos un mando NO oficial por sencillo y dejamos el oficial guardado en un cajón. Y la cabrona de la tele se ha dado cuenta de que no lo utilizamos. ¿Qué será lo siguiente? ¡Sabe diferenciar entre mandos! ¡La inteligencia no está en la tele (o si) sino en el mando.

Meter la domótica en casa puede ser peligroso y sin duda un atentado contra tu intimidad. 

—Señor Pichurri, hoy no se ha duchado, no hemos detectado consumo de agua

—Señor Pichurri, hoy todavía no ha ido a depositar "sus cositas" al WC. Haga fuerzas, por favor

—Señor Pichurri hace más de una semana que no come lentejas guisadas, que lo hemos detectado en su cocina

—Señor Pichurri, lleva muchos meses sin compañía y eso no es lógico. ¿Le busco a alguien? ¡Dígame el sexo que desea esta vez!