12.3.21

La suma de Ciudadanos y PP han demostrado donde está España


Si tuviéramos que explicar a unos jóvenes venidos de lejos o a unos adultos venidos de hace unas décadas lo sucedido en Murcia, Madrid o Castilla León en esta semana, sería literalmente imposible hacerlo bien, con claridad de ideas, de forma convincente para los que escuchan. Lo que un martes parecía normal, inevitable, la solución…, el jueves y el viernes se convierte en todo lo contrario sin más explicación que esto sí que es lo normal. 

El Partido Popular ha jugado su baza y una parte de los líderes territoriales de Ciudadanos se han doblegado ante las promesas de regalos o premios políticos o por las buenas palabras de un PP que se los ha llevado a su huerto.

¿Qué pensará la gente que escucha o lee todo esto desde sus propias domicilios, desde sus propias vidas, desde su propia sociedad en crisis? ¿Hemos logrado acaso con esto poner en valor a la política que está ya tan defenestrada?

Si España se mueve por estos derroteros y se dedica a jugar con sus decisiones sobre el futuro de las personas, en unos tiempos de pandemia donde todos deberíamos estar defendiendo la Sanidad y las opciones que nos da para poder salir de esta grave crisis, no vamos a ningún sitio, o mejor dicho nos vamos a la mierda. 

Los que gestionan deben dar ejemplo siempre de lo que es bueno para la sociedad no de lo que es bueno para ellos y en este caso como en muchos otros queda claro que solo miran sus propios intereses de partido y de trabajo. Al final salimos todos perdiendo, incluidos ellos.


El voto es imprescindible para que todo funcione


Las democracias se asientas sobre los votos de los ciudadanos
, es su única función que logra que todo funcione bien. El saber —quien gestiona— que cada pocos años te tienen que volver a elegir o a dejarte en la estacada, logra el milagro (al menos en teoría) de que se intenten hacer las cosas bien. El voto pues es imprescindible para que todo funcione.

Pero  hablaba ayer de los jóvenes que llevan unos años votando sumados a los que van a votar dentro de dos años por primera vez. Un grupo social muy joven al que tenemos casi tirado contra la pared del olvido y el desempleo. Se divide en tres grupos y medio muy claros.

Por una parte están los desencantados con todo lo que suena a política y simplemente no votan. Luego están dos grupos muy similares de tamaño que se nos han ido a los extremos. O son ultraconservadores o son extremistas del grito y el cristal. Y luego queda ese medio grupo de intermedios que son los llamados "buenísmos"

Con estos palos es complicado mantener el edificio. Las opciones en número son escasas y los viejicos que antes iban a votar a todas las elecciones se nos han hecho tan mayores que se nos han ido muriendo en soledad o por culpa del virus en las Residencias o en las casas sin ascensor. Jodo.

Lo de menos es qué van a votar el resto que no son ni jópvenes ni viejicos, lo importante es que los jóvenes lo tienen jodido para elegir, o lo que es peor, ya han elegido. Y los viejicos no pensamos ir a votar por habernos robado dos meses de abril.