1.3.21

La España bella y salvaje ha estallado en las calles de Barcelona


La España bella y salvaje ha estallado en las calles de Barcelona practicando la quema de furgones y contenedores, rompiendo cristales como en los más grises años de la Europa vieja. Estamos hechos de repeticiones, de saltarnos las normas sin saber bien los motivos. En Madrid son más listos y dan más horas para ir de bares y discotecas a tomar cubatas o cerveza de autor. En Barcelona cierran pronto y algunos jóvenes quedan para quemar en vez de para lubricarse. Iremos aprendiendo. Hay que modificar los hábitos de llamarse por las Redes para decir a dónde van a quemar calles, en vez de quedar para tocar culos de colegas.

A la sociedad hay que darle trabajo, si acaso un poco de libertad pero controlada, y bocadillos de mortadela. Si nos falla algo de esto se revienta el Sistema y empezamos a pedir lo que no debemos. Por ejemplo esa libertad sin controlar que nunca ha existido y que nunca nos dejarán tener, pues siempre hay tontos que no la saben usar. Los unos pagan por los otros. Somos así de simples.

Barcelona se llena de humos y de miedos, de cristales rotos sin saber bien quién los rompen, si los unos o los otros, si los nadie o los que tienen de todo. Es importante quien está mezclado entre la mezcla, para saber con quien te estás jugando el futuro. La España bella y salvaje también se circula por la Barcelona que aunque logre la independencia en algún siglo, seguirá siendo España aunque nos joda a todos que se nos reconozca por lo tontos que somos.

28.2.21

¿Qué tenemos hoy más, miedo o ira contra la actual situación de pandemia?


Ahora estamos descubriendo a todos los niveles que el cansancio pandémico mal gestionado trae apatía, problemas psicólogos y violencia, aderezado de ansiedad y desobediencia. Es decir, cuando entra el cansancio social dejan de tener efecto las medidas contra la pandemia que se convierten en otros problemas diferentes. Y la percepción es que los responsables de esta situación que parece eterna son otros ciudadanos como cada uno de nosotros pero que no quieren obedecer la normas. El primer error.

Sin duda es otro gran error estar meses y meses a medio gas, con gran parte de las presuntas libertades personales coartadas. Y enseguida se me puede decir que es necesario, muy necesario e imprescindible, y que es lo que toca. Negar que pueden existir otro tipo de medidas es gran parte del problema. 

La primera pregunta sería clave. ¿Qué es menos dañino para las personas y más eficaz para luchar contra los contagios, tres semanas de estricto confinamiento o seis meses de un sistema como el actual?

La segunda pregunta es básica. ¿De verdad somos incapaces para poner sistemas de control, de responsabilidad grupal, social, cuando hemos demostrado que sistemas que han funcionado en otros países aquí en España sirven de risa? Me refiero por ejemplo a la APP RadarCovid.

La tercera pregunta es lógica. Admitiendo con nueve meses de retraso que los aerosoles son el camino del contagio cuando se usas mascarillas ¿Por qué no hemos potenciado brutalmente las actividades al aire libre en vez de seguir empecinados con prohibir viajar o cerrar espacios cerrados? ¿Qué hubiera sucedido si se hubiera dado permiso de apertura a los bares y restaurantes siempre que tuvieran ventanales a la calle abiertos o los hubieran construido con arreglo a unas normas de metros cuadrados por aforo? ¿Por qué tuvimos colegios cerrados con amplias zonas al aire libre como recreos sin usas, o gimnasios con altos techos sin utilizar como clases en días alternos, para que los alumnos no se olvidaran de que el colegio es parte fundamental de sus vidas?

La cuarta pregunta versa cobre la vacunas. Ese sistema eficaz, el único que hemos sido capaces de encontrar para defendernos, pues no hemos sabido encontrar remedios de profilaxis ni para mitigar los contagios, ni para hacer que se produzcan a la vez que aparecen los síntomas, ni para evitar que una vez contagiados no se conviertan en una enfermedad muy grave (no sigo que sea fácil encontrar soluciones, digo que no hemos sido capaces de encontrarlas) y vuelvo con las vacunas. ¿No es un sistema terriblemente lento en su aprobación europea, que no funciona a nivel global mundial, que tampoco funciona en su producción global y menos en su distribución rápida? ¿Cuál es el motivo real? ¿De verdad es solo porque las pocas empresas no son capaces de fabricar más? Y la duda crece sabiendo que las inversiones para su creación ha sido con financiación pública, lo que deja sin entender que una vez descubierto "la fórmula" no se empiece a fabricar en decenas de empresas montadas en diferentes países repartidos por todo el mundo.

No hay que buscar demonios, ni teorías escondidas, ni idioteces de males mayores. El problema es que simplemente los que gestionan son incapaces. 

¿Por qué no se ha contado con todo el tejido de investigadores veterinarios que es amplísimo y de gran calidad en España? ¿Por qué no se hacen constantemente estudios públicos sobre sociología, estadística y economía, y todo está gestionado alrededor de Sanidad? ¿Resolverá Sanidad todos los escombros que va a dejar la pandemia en la sociedad? ¿La psicología social, la psiquiatría social entra dentro de la Sanidad o la hemos orillado para que no hable?

Y la última pregunta es de futuro. ¿Qué tenemos hoy, miedo o ira? ¿Qué tendremos cuando salgamos de esta pandemia, miedo por que vuelva o ira contra los que la han eternizado y no son capaces de resolver sus secuelas?