25.2.21

Nunca hay que apoyar una empresa Zombi


Parece una tontería repetirlo, pero nunca hay que intentar salvar una empresa Zombi. Y aquí entra el debate de saber en qué momento, a partir de qué punto, una empresa ya no tiene ninguna viabilidad ni con ayudas ni con apoyos externos. Los bancos saben bastante de esto, pero juegan con un conservadurismo excesivo. Ellos se adelantan al futuro muchos años y califican de zombis incluso empresas que sí tienen solución si se les apoya con tiento y sobre todo con apoyos de asesoría y de cambios estructurales.

En Aragón hemos tenido una empresa Zombi repartida por medio mundo que muchos ya sabíamos que era Zombi desde hace décadas. Parece increíble, pero a veces con conocer algo de sus dirigentes y sus tiempos pasados, ya tienes una buena pista para saber qué futuro se le puede prever. 

También es cierto que hay empresas Zombis que se han convertido en un tamaño tan peligroso que parece imposible no caer en la trampa de intentar salvarlas. Tamaño, nombre, marca, estructura social, deudas tan grandes con entidades y proveedores, que es mas barato intentar ayudarles que dejarles caer. Aunque todos sepamos de antemano que son Zombis desde hace años. 

Meter dinero, ayudas en una empresa Zombi es tirarlo a la basura. Así que si lo siguen pidiendo y son los mismos responsables, hay que estar atentos a los motivos y al destino de esas ayudas. A veces estar atentos sirve para descubrir curiosidades. 

¿Ser pacíficos es inútil? Igual hay que cambiar los marcos mentales


Pocas imágenes como esta de Albert García para El País ilustran mejor esa falta de formación social que no hemos sabido impartir en estas últimas décadas. No es verdad que hayamos enseñado a ser pacíficos, y menos verdad todavía que ser pacíficos sea inútil. Es la constatación de que no estamos entendiendo nada de nada. Hya que ser pacíficos, hay que hacer caso cuando la sociedad pide las cosas con razones y sin broncas, y hay que enseñar mucho mejor que todo se debe pedir y lograr desde el pacifismo lógico.

Pero claro, se enseña con la práctica de la demostración de todas las partes. Yo que desde 1980 llevo en la política directa de negociar y lograr objetivos, sé lo respetuoso que era negociar en aquellos años 80 con los políticos de entonces. Llamabas, pedías una reunión, te atendían el tiempo suficiente y se preocupaban de intentar resolver los problemas. Y además podías volver a reunirte, llamar "por lo tuyo" y que te respondieran que NO o que sí, con razones y con argumentos. 

En estos momentos poder hablar con algún gerente político parece imposible, excepto que ya vengas de reconocido prestigio por algún motivo. Nadie te quiere recibir excepto que te conozcan de antemano. Hoy nadie respeta lo que representas, y eso lleva a la desafección, pues nunca se logra nada. Todo se eterniza, se vuelve super lento, se llena de excusas, no se avanza. Y ante esas situaciones los que vienen por detrás terminan acudiendo a una violencia de muy variado tipo. Algunas violencias casi no se notan, pero también son peligrosas para la democracia y la tranquilidad social.

Así que hay que volver a realizar un doble trabajo sincero y con muchas ganas. Pedagogía de la política, y volver a las situaciones de comprender que hay que reunirse mucho más, hay que resolver y dar explicaciones, hay que informar y sin cara de mandamases sino de gerentes políticos, y hay que pensar que cuando se tiene un puesto de responsabilidad lo tienes para TODXS y sobre todo para todos los problemas. De esa forma volverán a creer los que reclaman que hacerlo de forma pacífica puede funcionar.