16.1.21

Unas de las cosas más bellas del mundo…


A veces un frase simple te alegra el instante, te logra cambiar el cejo o incluso el entrecejo. Esta de arriba (o de abajo) es una de ellas…, estoy bobo, ya lo sé.

"Unas de las cosas más bellas del mundo es encontrar con quien poder hablar de todas las cosas raras que se te ocurran, sin sentirte por ello incómodo".

No sé de quien es la frase, circula mucho por internet de donde la he pillado. Tendrá su autor o autora real pero lo desconozco. 

Me parece una frase para locos como yo, que a veces nos cuesta encontrar a gente cercana con quien compartir las mierdas mentales. 

Todos necesitamos hablar, escuchar, aprender y el otro día leía que en la última década hemos perdido la capacidad que antes teníamos de ponernos a hablar con un extraño. 

Los miedos atacan, y yo recuerdo que antes en mis viajes en tren o si me tocaba esperar en una situación, era muy posible hablar de todo y de nada con quien tenías al lado. Eso ya se acabó.



En el Día Internacional de la Croqueta, nada como ese lujo


Hoy, 16 de enero, es el Día Internacional de las Croquetas, que es tanto como ponerle días a todos por guasa o por capricho. Las croquetas son un inventa maravilloso, pero cuidado, no a todo lo que llamamos croquetas se le pueden llamar croquetas. A mi me gustas las suaves, casi líquidas, de jamón, de bacalao, de gambas, bien crujientes y recién hechas.

En mi primer trabajo allá por el viejo año de 1970 (hace un siglo o más) había salido hacía muy poco un aprendiz que era famoso por sus croquetas. Aquella empresa era fabulosa, en serio. Contaban los oficiales que aquel chaval traía para desayunar bocadillos de croquetas que le preparaba su madre. Unas croquetas realmente de cemento armado, y que el hijo sacaba una del bocadillo de pan y la lanzaba con todas sus fuerzas contra el techo de la habitación del taller.

Si la croqueta se quedaba pegada en el techo era buena, si rebotaba y se caía al suelo casi como una pelota es que no había superado la prueba. Cemento armado y todo el bocadillo a la basura. Cosas de la viejas escuelas de aprendizaje.  Las croquetas de verdad, las buenas, con un poquito de mayonesa picante en un platito para mojar si se quiere, pueden alcanzar el cielo del paladar sin provocar mucho.

Y recordemos que la forma de la croqueta es lo de menos, las hay redondas, alargadas o cuadradas. Todo sirve si están casi líquidas y crujientes. Y sí, lo sé, podría haber puesto la imagen de la croqueta ya frita, dorada, crujiente. Je je je. Pues… igual es que no he querido.