1.1.21

¿Te gustaría ser un Provocador Cultural? Pues ponte a trabajar en ello

Son tiempos en los que todos nos hemos ido acostumbrando a soportar lo que nos venga encima, sabemos defendernos de quien nos critica, sabemos admitir lo que se nos diga sin perturbarnos, hacemos lo que nos viene en gana sin importarnos mucho ni el qué dirán ni lo que provocará en los demás lo que hacemos. Y además todo esto, revuelto pero siempre en calma y no agitado, lo sabemos y nos lo callamos. Lo empleamos para nuestro beneficio. Lo saben sobre todo los que mandan y gobiernan nuestras vidas.

Así que si crees que algo no te gusta, ya no sirve solo con PENSAR que no te gusta, ni tampoco con decir en algunos sitios muy cerrados que no te gusta. 

Nos hacen pensar que nuestras quejas importan, las escuchan, pero nos lo hacen creer para que así nos sintamos desahogados. Es un buen truco.

No sirve con simplemente creer que estás trabajando por "hacer cosas" sino que hay que provocarlas, hay que palparlas, se tienen que ver, escuchar, deben servir para estimular a otras personas, para incluso liderar impulsos, instigar cambios, provocar esos cambios.



No es humor, es una obligación de cada uno de nosotros


Si algo deberíamos ponernos como objetivo irrenunciable para este 2021 es que nada de lo que nos importa a nosotros sea algo de lo que no sepamos todo lo necesario.Tenemos la obligación de conocer soto lo que nos afecta a nosotros, faltaría más, y exigirlo, pero sobre todo exigírnoslo a nosotros mismos. Esconder la cabeza, creer que no es necesario concoer todo lo que rodea a lo que de verdad nos afecta es un gran error. Debemos ser más exigentes. 

En el trabajo, en la educación de nuestros hijos, en el consumo responsable, a la hora de votar para elegir quien nos debe gestionar lo nuestro, en las relaciones con otras personas, en el banco, en las tiendas, en los medios de comunicación. Debemos desterrar la idea de que con quejarnos ya es suficiente. No es cierto, ya se han acostumbrado a que nos quejemos, ahora hay que exigir y saber decidir, no tapar con los silencios lo que no nos gusta. Y a eso hay que aprender, pues ellos, todos los demás, no quieren que sepamos nada más que lo que ellos nos quieren contar.