21.12.20

La revista Ajoblanco dejó un hueco que ella creó

Nadie (o casi) se acuerda ya de la revista Ajoblanco, o al menos de su primera etapa desde 1974 a 1980, cuando sin dura era una ruptura cultural clara de lo hasta ese momento conocido por la sociedad que vivía en España y dirigida sobre todo a los jóvenes universitarios o trabajadores que entendían de la necesaria lucha obrera, y sobre todo a los modos de la contra cultura que se necesitaba en los años finales de la Dictadura. 

Era una revista con fondo y forma sobre todo en la Barcelona que querían romper con todo lo manido y gris que se movían en la cultura de aquellos años apagados y violentos desde el poder, ofreciendo unas miradas hacia el Arte o hacia lo diferente, que sobre todo por ello, eran imprescindibles en aquellos años.

En 1974 el estudiante barcelonés José Ribas supo recoger a un buen número de jóvenes artistas, poetas, filósofos y dibujantes críticos contra la forma de entender la Cultura que había entonces, para atreverse como editor joven a embarcarse en el proyecto de una revista única en ese momento, que luego siguieron explorando otras marcas.

Se cuenta que en sus momentos de más fuerza editorial, sobre un millón de lectores daban fuerza a esta revista algo libertaria que llegó a imprimir sobre 90.000 ejemplares en sus momentos más álgidos pero que eran números que se pasaban de mano en mano los estudiantes y jóvenes de la época. 

Era un proyecto de vida de los colaboradores pues era un proyecto de romper con los viejo. Y por eso sobre todo en 1980 cerró su primera etapa, volvió a salir al mercado desde 1987 a 1999 como revista crítica contra el poder y ha tenido una tercera etapa desde 2017 con menos números y más centrada en el trabajo digital. 

Siguen muy descontentos con la forma de la cultura actual, como es lógico por ellos mismos y por las escasos rendimientos de calidad que estamos observando en los últimos años. Y por eso su trabajo, siendo fundamental, es orillado pues enseguida los mercados se apoderan de todo lo que sea contracultura pues nunca puede ser rentable.

En la imagen una página de la revista Ajoblanco del año 1980. Un detalle del Arte y de sus dudas y preguntas, que 40 años después siguen muy actuales.

Estamos en silencio, pero llenos de excesivos ruidos para asustarnos


Observo los silencios de la sociedad ante sus pérdidas de libertades mientras el ruido de los políticos de nombre atronan por los medios. Es como si los tontos políticos quisieran mantener el castillo de naipes a costa de gritos, nunca de razones. Hoy han vuelto a salir los coches a la calle en contra de la Reforma Educativa, que es una forma de hacer manifestaciones de la forma más cómoda posible. Con calefacción, sentados y con música. Nunca fuimos capaces de inventar un chollo tan perfecto, ha tenido que venir la derecha para inventarnos las manifestaciones cómodas.

Ya no queda nada por lo que merezca la pena reflexionar. O casi. Y eso es tremendo. Ya está todo vendido sin que nadie lo haya comprado. Los dueños del mercado se lo han vendido y comprado entre ellos y nosotros, todos los demás que somos todos, simplemente nos quedamos confinados en casa. No de cuerpo, no, sino de alma. Si acaso mirando lo que nos quieren enseñar.

Levantar esto será tremendo, inmensamente tremendo. La factura no la pagaremos nosotros, yo sin duda no puedo pagarla ya. Pero a mis hijos justo le vendrá. Habíamos aprendido que endeudarse en lo privado además de peligroso era perder la libertad. Ahora ya no hay problema, nos endeudamos todavía más en lo público que es lo de todos, y así estamos hipotecados, embargados y desposeídos de futuro —todo en una— sí, en una misma factura y sin notario.

Siempre nos quedarán los libros para leer y soñar, y el recuerdo de que todo empezó aplaudiendo a una hora fija mientras no podíamos salir a la calle en parejas. 

Nunca antes un experimento sociológico de tal tamaño había sido posible observar en vivo para apuntarse los resultados. ¿Qué sentido tiene ahora hacer una Huelga General de 1 día de duración? Y esto es por poner un ejemplo tonto. ¿Un día cuando llevamos 10 meses?