17.12.20

Langostinos con mascarilla. Son los nuevos modales de Navidad


¡¡Dios!! qué líos para ser un jueves casi normal, que si el Rey de Antes tenía o no tenía COVID, que si lo tiene el Pedro por comer con Macrón, que si tenemos que suspender las Navidades tras gastarnos la pasta en langostinos, que si los alemanes han olvidado cuidar sus contagios, que si el Real Madrid… ¿le pasa algo al Real Madrid?

Tranquilos, mientras no nos apure el tema, no pasa nada. Podemos seguir escuchando música que eso de momento no está prohibido. ¿Los cascos como nos tocan las orejas son seguros? Claro, unos cascos para cada uno de nosotros, excepto que todos seamos de la misma burbuja. Hemos pasado de ver anuncios de las burbujas de Freixenet a ver anuncios de nuestras propias burbujas domésticas. 

A mí de joven me enseñaron a comerme los langostinos con cuchillo que es una manera muy tonta de joder al langostino. Y ahora creo que nos va a tocar comérnoslos con mascarilla a la que igual le podemos hacer un agujero para lo boca. Nunca terminamos de aprender.

No queremos aprender, es más cómodo no querer saber de nada


Estamos acabando el 2020 que sonaba bien, era un bonito año de diseño con números hermosos, y que se ha convertido en una patada en los genitales a toda la sociedad. Tampoco hay mucho problema pues seguiremos sin querer aprender, no de lo impredecible ni mucho menos de lo predecible. 

Si hemos tenido un mes de grandes escaladas y tremendos barrancos este ha sido diciembre del que todavía quedan dos semanas. Hemos podido pasar en días de las desescaladas y el optimismo a cagarnos encima por los nuevos miedos que se amplifican. Hemos pasado de observar las vacunas como algo salvador a que estas se lentifiquen y sin comprender el optimismo, nos adviertan de febrero 2021 como poco para que hagan efecto en los privilegiados que se las puedan poner.

Hemos aprendido que somos débiles, como niños sueltos en el pajar del mundo y con el culo desnudo para podernos pinchar con los rastrojos cortados. Pero tal y como lo vamos aprendiendo lo vamos olvidando. Es nuestra capacidad para no querer ver la verdad.