12.12.20

Mi padre era afilador, creo que herramentista lo llamaban


Mi padre era afilador y su especialidad eran las brocas. Aquello me costó entenderlo. Herramentista creo que llamaban aquella labor de mantenimiento de herramientas en un taller grande. Como tenía que servir a todos los compañeros de la empresa se llevaba bien con todos, o con casi todos que seguro que algún toca huevos habría. Y además llevaba la nevera y la venta de las CocaColas y las Fantas en la fábrica que era otra forma de hacer mantenimiento interno. Yo estuve de niño una vez en su puesto de trabajo. Aquello me pareció tremendo, inmenso, negro, gris oscuro a lo sumo, lleno de "cosas" que no comprendía y de personas que se movían sin parar todas disfrazadas de azul.

Yo tendría unos 10 años y debía ser en los primeros años 60 del siglo pasado. No conocía un taller, nunca, y me pareció feo, frío, todo del mismo color, como una película en blanco y negro pero en gris y azul oscuro. Y muy sucio. Aquello no se podía limpiar, era imposible. A lo sumo creo que se barría más para recoger la chatarra que para dejar limpio nada. 

A las pocas semanas de aquella visita quisieron hacer huelga los trabajadores. En aquellos años intentar hacer huelga era algo tremendo. Producía miedo pues siempre terminaban igual. Siempre moría alguien y a veces se decía y otras no. Para evitar las hostias a mansalva no se les ocurrió otra feliz idea que llevar a las mujeres con sus hijos a la fábrica para que la policía no entrada a sacarlos a golpes pero no nos dejaron entrar. En las entradas de las calles habían montado furgones que estaban rodeados de policías a caballo y entonces descubrí que aquellos amigos de los niños en las procesiones se habían convertido en enemigos de mi padre y de mi madre. Nos dimos la vuelta y los hombres dejaron de intentarlo.

Luego supe que la empresa la querían cerrar pues la habían vendido a no sé quien, de muy lejos pero a otros. Y que aquellos se querían llevar el trabajo y dejar aquí a los trabajadores. Y así lo hicieron. Mi padre fue al paro, tuvo que hacer cursos del entonces llamado PPO (Programas de Promoción Obrera) para reciclarse de fontanero, pues si no estudiabas lo que te decían no cobrabas el paro. Lo recuerdo muy jodido, triste, nervioso, cabreado, llamando (no teníamos teléfono, claro) pidiendo ayuda y al final como sucedía en aquellos años encontrando curro en otro taller más pequeño pero por enchufe de unos familiares.

10.12.20

¿Es posible vivir 40 años en pareja? No digo fácil, pregunto si es posible


Las relaciones más intimas, las más familiares se van transformando con los años, y quien diga que no es cierto, es que simplemente no lo quiere reconocer o no sabe mirar bien a su alrededor. O no lleva los suficientes años de relación, que también es posible. Los matrimonios, las parejas deben admitir que no es lo mismo el primer año que el número siete, ni este con arreglo al número 20. Incluso hay parejas que durán más de 40 años y admitiendo que ya no son iguales, seguimos juntos la mar de felices. No es la misma felicidad, es diferente. No es la misma relación, es distinta. Pero es posible mantenerla. No se trata ya de follar todos los días, sino de abrazarse y sonreír  de mirarse y saber qué se quiere decir. De apoyarse sin saber quien cuidará a quien cuando toque cuidar.

Es cierto que dependiendo de personas —y en eso cada uno de nosotros somos un mundo— algunas se planteen de duda de que por qué tienen que estar siempre y durante toda su vida con la misma persona. Y es una pregunta cierta, interesante y de complicada respuesta acertada. 

Tal vez lo más lógico sería pensar que efectivamente, estar toda tu vida —que es solo una— relacionándote con una única persona como pareja, es perder muchos matices de esa vida. Pero… ¿quien te garantiza que si cambias vaya a ser mejor y no peor? Volver atrás es muy complicado.

Los riesgos están para aceptarlos, para vivirlos, pero también para sopesarlos, para utilizar contra ellos el sentido común. Pero yo diría algo intermedio. ¿Y si en vez de cambiar de pareja se marcan límites nuevos, distintos, ya que sin duda todos hemos cambiado tras 20 ó 30 años? 

¿No fallan muchas veces las parejas por no saber aceptar las libertades y diferencias de uno con otra, de otra con uno o una? Convivir es compartir, pero también es aceptar, es entender que vivir es complicado y hay que adaptarse a los cambios. Pero estar en compañía es una forma de ganar en salud y en tranquilidad, aunque tenga sus limitaciones temporales.