9.11.20

Las hojas en otoño se mueren cabreadas por no poder dar sombra


Las hojas de los árboles de mi calle ya están por las aceras, muertas de miedo y amarillas. Pisadas incluso pues no merece la pena barrerlas. Mañana habrá nuevas y más. 

¿Para qué limpiarlas si tenemos la obligación de ver los suelos amarillos y llenos de hojas para saber que estamos en Otoño? 

Si no se cayeran las hojas de los árboles igual ni nos dábamos cuenta de que ya estábamos en noviembre, hoy en que incluso las nieblas tardan más en llegar. 

Zaragoza es ahora menos Londres que hace unos años, pues incluso conducimos por la derecha que es lo correcto según los tontos de la manipulación. 

Las hojas se mueren de miedo al saber que el viento se las va a llevar hasta otra acera diferente a la que han dado sombra.

Nota.: La imagen es de Luis Iribaren (Corresponsal que corresponde)

¿De verdad los ERTE siguen siendo válidos? ¿No se deben modificar?

Los ERTE se tuvieron que sacar de la manga de las soluciones, deprisa y corriendo ante una pandemia que amenazaba con derruir todo el sistema productivo y económica en España. Y por eso nacieron cojos, sin pulir, con fallos en su diseño, que les restan valor cuando todo se ha ido alargando durante tantos meses. Mantenerla y no enmendarla es un error.

Algo que ya —tras tanto tiempo— hay que resolver, es la de mantener la pérdida de capacidad de trabajo de las miles de personas que todavía están metidos en un ERTE por la fuerza. Cuando un trabajador es condenado durante ocho meses a dejar de trabajar sin estar despedido, de muy poco sirve que le paguen una parte de su sueldo. Y eso los sindicatos no lo entienden.

Moralmente se derrumba la persona, pero además es absurdo e INJUSTO. 

Si una empresa tiene que prescindir del 50% de sus trabajadores durante un tiempo —pasado el primer impulso de unos ERTE que vinieron a poner alcohol en las heridas— se debería repartir el trabajo entre TODOS los trabajadores y el ERTE entre todos también. Me da igual un 50 o un 30 y mucho más injusto cuanto menos sea esa cifra.

Dividir la plantilla entre los que siguen como si nada, y los que han perdido su trabajo sin pasar a tener desempleo es injusto y económicamente para la sociedad una barbaridad. 

Unos trabajadores de la misma empresa tienen unos derechos y otros trabajadores tienen otros bien distintos. ¿Eso es justicia? 

¿Eso es lógico para que todos los ciudadanos sientan que esta pandemia es un asunto de TODOS?