26.10.20

O aprendemos a repartir trabajo y riqueza, o nos lo robaremos entre nosotros

No hay duda de que esta pandemia nos ha cambiado el mundo aunque todavía no lo percibamos. De haber durado un par de meses la crisis hubiera sido sentida y contundente, más en unos países que en otros, para al durar más de un año está moviendo todos los cimientos del sistema establecido, como si fuera una Guerra Mundial pero donde es la Sanidad y no los Ejércitos los que están trabajando por resolver las situaciones.

Luego vendrán las intendencias de la economía a modular las ruinas y a intentar que no sea peor la paz sin pandemia que la pandemia sin paz.

El mundo del trabajo acompañado de las lógicas tecnologías que ya estaban entre nosotros será el gran perjudicado. O la gran actividad transformada hacia fórmulas diferentes

No habrá trabajo para todos a 40 horas semanales. 

O no sirve repartir el trabajo en pocas horas diarias, pues eso es mucho más complejo que sobre el papel. La productividad depende en gran medida de cómo modulas las horas de trabajo de cada persona.

Os pongo un ejemplo. Un partido de fútbol sería un desastre si pudieran hace 10 cambios en cada partido. O incluso se ha visto modificado al pasar de 3 a 5 cambios. En una empresa asignas la calidad y la productividad por personas, no por horas de trabajo. 

¿Cómo engranas tener a tres Jefes de Producción al día? ¿Y a varios camioneros para un trayecto de 500 km? ¿Y un cambio de panadero cada 3 horas? ¿Sería igual el producto final? ¿Y si cambia cada poco tiempo, no estaríamos facilitando todavía más el trabajo hacia los robot?

Tendremos que buscar fórmulas de reparto de trabajo y de "salario" y eso nos llevará a poner en valor "diferente" las horas de trabajo y la importancia de este en el cómputo final. 

Aquel cuyo trabajo no pueda ser sustituido por máquinas tendrá que cobrar más, aunque tendrá mucha más competencia entre "los humanos". Y quien no tenga trabajo deberá cobrar unos salarios vitales aunque sea egoístamente para consumir y para evitar violencias sociales.

La otra fórmula, viejuna como pocas, es destruir mucho para tener que volver a construir mucho. Matar a muchos para que haya menos. Es la triste y dura Ley de la Supervivencia. Así que deberemos buscar normas de convivencia más dulces.


¿Y si el Estado de Alarma, más el de Alerta y el Toque de queda no funcionan, qué nos queda?


En esta misma noche se sumaba en Zaragoza el Confinamiento Perimetral de la ciudad, el inicio del Estado de Alerta en Fase 3 y el Estado de Alarma con el Toque de Queda desde las 11 de la noche. La sociedad acepta todo, pero es una suma llena de dudas, de peligros sociales, tal vez incluso de admitir la incapacidad por no haber tomado otro tipo de medidas antes. 

Los datos son muy malos y hemos tenido que operar de urgencia al enfermo pues otro tratamiento era ya ineficaz. Pero cualquier acción potente contra la sociedad tiene sus riesgos y lo sabemos. 

Si estos riesgos se compensan con ventajas y soluciones contra la pandemia lo estaremos haciendo bien. Pero si los resultados no son claros nos estaremos equivocando. 

Cuando algunos territorios superan en 20 veces lo que se ha marcado como mínimo para salir de los actuales modos de confinamiento, estamos poniendo el listón muy a largo plazo y por eso anunciar creo que de forma equivocada, que esto es hasta el 9 de mayo. Se podía haber evitado poner una fecha tan a largo plazo.

La sociedad, toda, necesita esperanza en soluciones y fiarlo todo a casi siete meses más es un exceso que agotará todavía más la sociedad que conocíamos. 

Es cierto también que esta situación se está dando en toda la Europa vecina lo que nos indica que en algo muy importante estamos fallando a nivel técnico y de investigación para entender la pandemia. 

Tan importante es encontrar una vacuna, un tratamiento, como conocer los mecanismos de defensa pasiva realmente eficaces. Si no tenemos otras maneras que el confinamiento y la mascarilla, queda claro que es insuficiente y poco alentador para luchar y defendernos ante la enfermedad.