20.10.20

Así ven a España en Europa. Vamos, que nos han calado


Sin duda la imagen que nos refleja el espejo de Europa sobre nuestra España es más que preocupante, conocida pero tal vez dicha “por otros” resulta más dura y sangrante. ¿Hacia dónde vamos? ¿Deberíamos replantearnos todo el Sistema? ¿Hacer un reset?

Recomiendo la lectura del artículo del domingo 18 de octubre de 2020 en La Vanguardia de Xavier Mas de Xaxàs que con el título "El reflejo exterior de la pandemia. Europa ve una España fracasada" se dedica a recoger opiniones de los más importantes periódicos de Europa. Nos ven como nosotros nos vemos, nada más. Pero lo dejan por escrito y todos juntos.

Hoy martes es Fernando Ónega en el mismo diario, —nada separatista catalán aunque se publique en Barcelona por si hay dudas del interés—, además de recordar el artículo anterior nos ofrece su posada reflexión de alguien que lleva décadas analizando a España y que comienza con estas líneas: 

Deprimente. Demoledor. No encuentro otras palabras para calificar el resumen de contenidos de prensa extranjera sobre España que Xavier Mas de Xaxàs hizo el domingo en este diario. 

No es lo mismo leer por separado esas crónicas y análisis que verlos acumulados en un texto único. 

La imagen de nuestro país está por lo suelos. Hemos perdido o arruinado el encanto que España y sus dirigentes políticos suscitaban en el exterior desde el éxito de la transición. 

Entonces éramos una nación admirable. Ahora parece que empezamos a ser una nación de ineptos gobernada por irresponsables.

No es posible añadir nada que no sea solicitar por favor que aprendamos, nos comportemos como adultos y seamos veladores del futuro, para no tener que volver al pasado.

19.10.20

Una noche con Papá Noel de cartón y trapo en Benidorm


 A las 10 de la noche de cualquier día loco puede suceder que incluso Papá Noel quiera tener vida propia. Yo lo viví en Benidorm que es lugar muy dado a señoras inglesas de ginebra con algo de tónica. 

El caso es que mientras todos escuchábamos en la cafetería del hotel a una pareja bien montada tocando a Elvis, la señora de la ginebra le daba por bailar con un Papá Noel enorme de los de culo gordo, pero todo él de trapo y cartón. 

Lo había encontrado entre los aditamentos de una Navidad prematura que sale en septiembre en las tiendas de Todo a 100.

Lo curioso de la dama de la ginebra era que se mantenía mucho mejor en equilibrio mientras bailaba con el Papá Noel que cuando se disponía a sentarse sin música ni marcha. 

Cuando intentaba ir hacia su mesa es cuando se le vencía el señor de rojo hacia un lado. Y ella demostraba a todos que era más interesante observarla por si se caía con el de rojo, que escuchar a la cantante que emulaba a Elvis.

La otra curiosidad de la dama inglesa es que tarareaba todas las canciones demostrando que la ginebra no te resta memoria, si acaso equilibrio. 

Y que sus gestos risueños y amables se volvían ariscos y agrios en cuanto acababa la canción y tenía que cargar con el Noel de tela y cartón sin movimiento propio.

A la mañana siguiente no bajó a desayunar. Se perdió entre esa Navidad de septiembre llena de cartón y fieltro y el propio Papá Noel que vete a saber con qué intenciones subió a la habitación de la señora. Digo yo.