6.10.20

La Tercera Ola es psicológica. La Cuarta Ola es social


Tenemos que tomar conciencia de que este 2020 es un año único en nuestras vidas, que sin duda está produciendo cambios casi siempre negativos en nuestras formas sociales ya asentadas y que tardaremos años en entender, asumir, aceptar como inevitables aunque todo esto vuelva "casi" a la situación anterior, mientras nos dedicaremos a pagar la factura de la pandemia mundial.

No cabe pensar que es ni bueno ni malo —tampoco malo efectivamente— estas situaciones cíclicas que se dan cada equis décadas, en las que la sociedad mundial se ve alterada por diversos elementos de crisis sistémica. 

Han sucedido desde siempre en la historia y a veces nos tenemos que preguntar también si no es en realidad una especie de desagüe social y casi histórico para que todo pueda seguir funcionando, aunque en el camino se pierdan muchas posibilidades, muchas personas.

En este año 2020 que algunos todavía recordamos en sus inicios como un año "más" se ha convertido en el "Año" del zarandeo social, de la angustia y la depresión social, de la crisis que todavía no podemos evaluar, del miedo y de las diferenciaciones por estratos muy marcados de decenas cuando no centenares de cortes sociales.

No es lo mismo lo que sucede y sucederá en la India que en Chile, en los EEUU que en Portugal, en Madrid que en Almazán. No es lo mismo en el barrio Delicias de Zaragoza al barrio Universidad de la misma ciudad. No es igual si tienes 20 años a si tienes 68 años. Cada pedazo social está viviendo esta crisis de una manera muy diferente. Y le está afectando por dentro de una manera muy distinta.

La obligación de todos nosotros es estar muy atentos, pues tras la crisis —que sin duda terminará aunque ahora en octubre de 2020 no sepamos todavía cuando— nos traerá cambios que sin duda afectarán muy mucho en las próximas décadas. Incluso esos cambios pueden suponer modificaciones de nuestra forma de vida que se mantendrán y se empezarán a producir en el acto. Todo depende de varios factores casi urgentes.

Las Olas Cíclicas de esta pandemia van a seguir viniendo, y las últimas ya no serán de ningún virus. Sabemos perfectamente que la Crisis Psicológica ya está entre nosotros, se ha intentado desde el primer día que la Crisis Social y Económica tenga unos componentes mejor distribuidos, pero esas Olas Pandémicas pues también afectan en todo el mundo, ya están detectadas y ya tienen un tamaño suficiente como para prestarles mucha atención.

De su tamaño dependerá también el "cómo" podremos salir de todo esto, y los tiempos de duración de la rehabilitación, su precio y quién lo tendrá que pagar. No es cierto que siempre lo pagan los mismos, pues eso depende de varios factores, y dependerá quién y cómo pagará la factura… el que se salga herido, muy herido o levemente herido.


Escribir es un vicio. Otros fuman. E incluso me han dicho que hay algunos que leen


Leo a Juan José Millás y llego a la conclusión que me gustaría escribir como él. Pero no puedo pues ya todo lo ha escrito Millás y no se trata de hablar de lo mismo. Podría copiarle descaradamente, plagiar sus tonos y sus giros, pero eso si no se tienen historias con sustancia no sirve. Me pasaba antaño con Paco Umbral, y aunque aquel me lo ponía más fácil, tampoco es eso ¿no?.

Y es que vosotros, los lectores, parece que os gusta que os escribamos en primera persona, de forma directa, como si os habláramos. O como si contáramos nuestras penas al aire pero bien envueltas. Son tiempos de alcahuetear a todo el mundo, de olisquear la sangre ajena para quedarnos contentos con nuestras heridas, que siempre parecen menores. 

Yo no voy al psicoanalista ni tengo viudas de cafetería como el Café Gijón con las que llevarme a la boca sus historias. Me tendría que inventar algunas mierdas nuevas. Hablar de mi perro o de mi barrio, de mi amigo facha o del otro que es anarquista. No, no se conocen. Incluso es posible que se llevaran bien pues a los dos les gusta el buen vino español de marca. 

Tengo personajes de sobra, pero me da reparo meterlos en estas historias pues están vivos todavía. Claro que sin personajes no hay escritor que valga. Todo buen libro requiere una excelente historia, un buen narrador y unos maravillosos personajes. Con eso… con eso ya tienen el tiempo echado, ya te puedes dedicar a disfrutar escribiendo. Escribir es un vicio. Otros fuman.