6.10.20

La pandemia nos ha vuelto más confusos y mentirosos


No nos podíamos imaginar que a estas alturas de 2020 íbamos a estar acojonados y llenos de incertidumbre por una pandemia que no entienden ni los técnicos ni mucho menos los políticos, responsables que pueden pasar de decirnos en marzo o abril que la mascarilla no era necesaria a contarnos ahora que hay que estar al aire libre aunque ellos mismos sigan cerrando parques y campos deportivos y no obliguen a que algunos servicios en el verano español se hubieran celebrado en la calle como así se ha hecho en New York. ¿También las mascarillas en el hogar, en todos los sitios cerrados como ya insinúan?

Podríamos haber montado en los meses de verano toda una infraestructura para dar algunas clases educativas al aire libre en las zonas de recreo, en las zonas deportivas. pero no se ha realizado. Ahora se habla abiertamente del contagio aéreo, y la solución pasa por ventilar y estar al aire libre.

Se debería haber facilitado el montaje de terrazas externas a los locales para bares y restaurantes, con sistemas que rebajaran la afección a vecinos como se ha realizado en los EEUU. Que ya sé, tampoco es el país a copiar.

Pero sí hay otros países incluso cercanos en donde podríamos haber visto y observado sus decisiones, pues sus resultados han sido buenos. Mientras España está en el puesto 17 de todo el mundo por número de casos por millón de habitantes (de los que solo 3 ó 4 son comparables en tamaño o importancia), la vecina Portugal está en el número 58. Hablamos de casos por millón de habitantes.

Seguimos sin tener una App que sirva para nada. No hemos hecho estudios completos y complejos sobre la incidencia de la pandemia ante ciertas actividades controladas. Metamos a 5.000 personas en un campo deportivo y revisemos constantemente si su incidencia de contagios es superior a la media, por poner un ejemplo que serviría para decena de actividades.

Con una sociedad muy cabreada y cansada y creciendo el número de técnicos e investigadores que critica ya abiertamente las decisiones políticas sobre la pandemia no adentramos en un otoño confuso y con mentiras en los datos que se transmiten. ¿A dónde pensamos llegar en la mentira llena de errores e incapacidades, tanto en España como a través de la OMS?


5.10.20

¿Cómo será el mundo en el año 2050, el que verán nuestros hijos?


Hace medio siglo, solo 50 años, todavía todas las actividades económicas productivas necesitaban dos manos, dos piernas fuertes y unos riñones. Hoy casi todas ellas se pueden hacer con un dedo. Desde segar trigo a revelar fotografías, desde plantar remolacha a fundir hierro.

Los nacidos en este siglo, la mayoría niños y algunos con grandes esperanzas de conocer el siglo XXII verán cambios todavía más profundos. Es cierto que la generación del siglo XX vimos unos cambios de todo tipo incluida nuestra forma de vida que ninguna otra generación anterior pudo vivir en tan poco tiempo.

Todo en el siglo XX se aceleró tremendamente y en una vida pudimos pasar de vivir sin agua corriente y sin luz en el hogar rural a tener internet de alta velocidad. Pero eso mismo llevado al siglo XXI les deparará a los niños actuales sorpresas que hoy no somos capaces de imaginar.

Entre ellas el nuevo papel del trabajo, de la educación, del ocio, del salario social, de los viajes, de las relaciones personales o del cuidado (o no) de la naturaleza.

¿El éxito será trabajar en equipos o será a través de individualidades que ejerzan de líderes? 

¿Valoraremos más el trabajo comunal o la individualidad diferente y activa? 

¿Qué podremos hacer con los millones de personas que no podrán tener un trabajo fijo por cuenta ajena? 

¿De dónde se podrá sacar el valor añadido para repartir entre los millones de personas que no podrán trabajar pues no habrá trabajo necesario para todos?

¿Quién dominará el mundo en el 2050 y con qué criterios económicos y sociales?

¿Cuál será el nuevo invento que transforme el mundo como antes lo hicieron internet, la robótica o la informática personal?