21.9.20

¿Qué es un charco cuando no llueve? ¿Un vacío o un muerto sin esqueleto?


Está lloviendo como si acabaran de abrir el desagüe del cielo pero contemplando el Gállego y rodeado de tomates rojos sangre y un manzano, aguanto bajo los soportales de La Era del Carpintero sabiendo que esto es un lujo.

Hacía varios meses que no me llovía encima y ahora es ya hasta peligroso. ¿Qué pasa si cojo un catarro, pensarán que es el virus asesino? Hay que pensar en todo. Me pongo un jersey.

Chorrea agua por el canalón del porche mientras el brillo de los rayos me quiere asustar. 

Cuento. Uno, dos, tres. Está a un kilómetro. Es mucho. Pero el ruido del trueno casi ensordece y se alarga. ¿No se muere el virus ahogado entre tantas gotas de agua?

Son más de la seis y empieza a perderse la luz, que siendo septiembre no debería. Pero la montaña y la tormenta se alían para dejarnos a grises. Pronto a negro. Los charcos ya tienen vida y se dejan querer por más y más gotas.

¿Qué es un charco cuando no llueve? ¿Un vacío o un muerto sin esqueleto? Joder qué tonterías.

Ya he escrito demasiadas palabras. No me he dado cuenta


Cada vez hay que escribir menos cantidad, lo que obliga a escribir más contenidos por párrafo, como si leer fuera ya la mayor pérdida de segundos de la historia. 

Somos capaces de aguantar 15 minutos de anuncios de colonias o de coches mientras esperamos al asesino terminar su faena…, pero leer cuatro líneas es mucho esfuerzo. 

Son los tiempos desganados en los que vivimos hoy. 

Ver anuncios requiere para muchos espectadores de sillón menos esfuerzo que leer. Al menos en ese caso no hay que mover el dedo para pasar las páginas. Incluso no hay que prestar atención. ¡¡Uff!! qué malos tiempos para excesivas cosas.