17.8.20

El robo del siglo. Una serie colombiana de personajes

La mini serie colombiana de Netflix "El robo del siglo" refleja claramente como la pobreza mental, incluso la mediocridad, la tontería y la delincuencia mal organizada puede triunfar si alrededor hay más pobreza mental, más mediocridad, personas más incapaces todavía. Corrupción y sensación de que casi todo es posible lograrlo a poco que le pongas pasión. Pero lograr algo no significa que lo poseas, que lo disfrutes, que te sirva lo que al final consigues.

Es una serie de ficción basada en hechos reales que resulta muy entretenida pero sobre todo es una película de cuatro horas rápidas, de personajes, de dramas humanos que luchan por nada, por la vida, por la muerte, por todo lo que significa intentar salir de sus actuales situaciones. Una película de pobreza, de mentiras, de dolor y poca sangre, donde lo de menos es el dinero.

Considerado el mayor robo (todavía) de dinero en billetes del mundo en el año 1994 asaltaron el Banco de la República de Colombia en Valledupar. Se llevaron más de 24.000 millones de pesos colombianos en billetes grandes.

La serie no es totalmente fiel a la realidad de aquel robo pero se le parece bastante, y sobre todo nos muestra unas realidades personales que conjugan muy bien las distintas personalidad de los que se caen en las trampas de la delincuencia y de los errores más típicos de los equipos de trabajo más cutres y por ello con peores posibilidades. 

Por cierto, una serie en colombiano que es mucho más compleja de seguir de lo que parece, pues los tonos, dejes o palabras distintas al castellano da un toque de sinceridad a costa de perderte alguna frase rápida.

Dos o tres dudas sobre el COVID-19

Con el coronavirus hay preguntas de las que no tenemos respuesta y escuecen mucho. Seamos sinceros sin entrar en los negacionistas que juegan a joder. Por ejemplo cuesta entender que el COVID-19 siga contagiándose tremendamente en España siendo nosotros uno de los países que más mascarilla usamos por la calle, que mas conciencia tenemos de que esto es grave. Y de que disponemos además de un sistema sanitario eficaz.

No, no quiero hacerme trampas yo mismo. Sé que los contagios se producen en el ámbito familiar, y que al hacer tantos PCR salen muchos más números de los que realmente están enfermos con síntomas. Es decir, hay contabilizados muchos enfermos que lo son pero "poco" es decir como si tuvieran una gripe común. Pero localizarlos impide que contagien a personas débiles.

También tengo la pregunta más compleja de intentar entender por qué donde más contagios hay en España es en las zonas del nordeste , desde Cataluña, Aragón Navarra Rioja o País Vasco. Son zonas geográficas ricas, industrialmente algo más poderosas que la media, y donde también los datos sanitarios de su calidad asistencial son superiores a la media. No tiene nada que ver en estos casos que sean zonas con mejores servicios sanitarios, para que haya más o menos contagiados. O tal vez sí.

Ya sabemos que a diferencia de lo que nos dijeron, el calor no para el virus, pero seguimos saber bien de qué manera se contagia, pues si no sería absurdo insistir en llevar mascarilla por el campo, cuando no hay nadie a nuestro alrededor. Nos dicen que es para garantizar que si nos acercamos el uno al otro, estemos preparados con la mascarilla puesta. Es decir, nos tratan como si fuéramos bebés de pecho, incapaces de cuidar de nuestra propia salud. 

Así que alimentándose de estas realidades o dudas o temores, viven los fabricantes de bulos, los manifestantes de banderas, los cantantes venidos a Personas Mayores por efecto de la edad. pero hay que entender de qué se alimentan los bulos, para intentar aplacarlos. 

Y que no hayamos aprendido a contar muertos o contagiados es un signo claro de nuestra incapacidad social. Cuidado, pues viene septiembre y los colegios tienen que funcionar o dejaremos a unos niños encaminados en la estulticia y la vaguedad (tanto de no saber qué hacer por no tener claridad, como de saber que no tienen nada que hacer y lo mejor es seguir siendo unos vagos desempleados).