6.6.20

Colegios y Universidades NO. Discotecas y Plazas de Toros SI


Parece complejo entender que en la Fase 2 de esta España pandémica y extraña ya se pueden hacer corridas de toros con 400 espectadores y en la Fase 3 con 800 personas viendo el espectáculode la muerte, pero no seamos capaces de articular con la misma capacidad social el abrir los colegios, las universidades, los espacios de cultura al aire libre. 

Yo no pienso criticar a casi nadie, faltaría más, me he vuelto muy bueno en las últimas semanas y ahora me dedico a otros menesteres mucho más simpáticos que la política del enfrentamiento, que yo ya sé a dónde nos va a llevar como no salga alguien con sentido común a parar este sinsentido. Lo de las mascarillas es nada con lo que tendremos que sufrir.

Pero seguir con los colegios cerrados mientras abrimos las discotecas pero sin bailar (ja ja ja) y todos los bares de copas hasta las noches oscuras… es de premio, será algo que con los años, con los que me quedan por vivir, se irá recordando de vez en cuando. 

¿Ha decidido España que los colegios no requieren una atención normal, básica o si fuera necesario una especial?

Tener a los jóvenes desde marzo a septiembre sin acudir a los colegios y universidades es lograr que pierdan su estado de concentración, de trabajo, de horario, de tareas fijas, de aprender. 

¿Para qué sirve el colegio? 

Donde esté una buena discoteca o una plaza de toros, lo demás sobra. Por cierto, la próxima semana empieza el fútbol y son cada vez más los que reclaman que se haga con público aunque sea poco. Je je je. ¡¡Uff!!

5.6.20

Ciudades más verdes y viviendas más abiertas

De la pandemia tenemos que salir nuevos, tal vez incluso mejores aunque tengamos serias dudas y sin duda replanteando la Ciudad y la Vivienda. Hemos pasado 100 días de confinamiento (de momento) y hemos entendido el valor de saber elegir dentro de nuestras posibilidades una ciudad y una vivienda en calidad para la vida más humana, más cercana, más rodeada por cercanía de los nuestros, de los valores.

Una ciudad más verde, sin duda, con más espacios públicos cercanos a nuestra vivienda, es decir en el barrio, con paseos más anchos para poder ir separados, con un comercio de proximidad que nos dote de lo necesario sin grandes desplazamientos, con los servicios públicos bien dotados de calidad y cantidad. 

Y eso supone además de más gasto público (es decir, más impuestos) un diseño distinto de lo que representa el vivir en comunidad. Que en realidad es simplemente ir hacia sistemas que ya teníamos en las zonas rurales hace un siglo. Cercanía a la naturaleza, cercanía al vecino, servicios más básicos y necesarios, silencio y calma, conversación y aire puro.

Con la vivienda propia también hay que hacer un nuevo replanteamiento. Deben los arquitectos cambiar el diseño de las viviendas “baratas” potenciando sin ninguna duda las terrazas. Hoy se ha demostrado que una terraza o un espacio “de más” que sea multifunción es tan necesario como la cocina o tener dos baños. Para gritar si es necesario o para trabajar en casa si las cosas se vuelven a torcer. para mirar al cielo o para ver la calle que no puedes pisar.

Hay que replantearse que las zonas verdes naturales, aunque estén dentro de una gran ciudad, son imprescindibles. Hay parques urbanos en grandes ciudades por Europa que en nada se parecen a los parques españoles más ingleses o franceses en su diseño plano y verde. Parques en relieve, parques con espacios muy diferentes donde el troceamiento de las zonas crea ambientes muy diferentes. Parques con más árboles y arbustos y menos hierba, rocas y zonas de descanso.

Efectivamente, estas zonas son de más complicada limpieza, pero los parques urbanos no los tienen que diseñar las personas que los tienen que mantener sino los arquitectos urbanistas y los psicólogos sociales. 

No tienen que ser un parque y grande sino diez y pequeños pero bien diseñados. Y además hay que cambiar el concepto de que un parque es para toda la vida con pocas inversiones

Un parque debe cambiar al menos dos a cuatro veces al año (no solo cambiar las flores), pues es un espacio paisaje. Y su mantenimiento es tan importante como su construcción. Y en eso hay que implicar a los que de alguna manera y siendo vecinos, cobran parte de sus ingresos de ayuda del Estado.

Zonas con más recorridos a pie, perfectamente señalizados para ser utilizados como zonas de ocio. Pasillos urbanos para bicicletas y otros vehículos sin motor que sirvan para dar vida a unos segundos cinturones dentro de las calles céntricas de los barrios. 

Y calles asfaltadas que no permitan en el interior de los barrios comerciales y poblados una velocidad mayor a 10 km por hora. 

Nos asombrará ver lo que ya está funcionando en muchas ciudades grandes por todos conocidas, con aprovechamiento de antiguas calles siempre atascadas y hoy convertidas en peatonales.