31.5.20

Seguimos mezclando la iglesia con el poder. El Gallo y Zaragoza

Todavía dicen —ahora que se cumple un siglo— que la Virgen de la Macarena de Sevilla lloró “lágrimas de verdad” cuando se enteró de la muerto del torero Joselito “El Gallo” es una muestra más de que si existe la Virgen debe estar muy mal aconsejada pues lo normal es que estuviera llorando “lágrimas de verdad” todos los días, cuando se mueren albañiles o agricultores chafados por sus tractores mientras trabajan y no por toreros que se enfrentan a toros en un juego donde siempre mueren los mismos.

No tengo nada claro cuál es el motivo de que la iglesia se mezcle en todos los fregados. Sea en política, guerras, toros o juegos folclóricos. Pero parece medio tonta y nunca sale implicada en asuntos de la sociedad más débil. La iglesia católica española debe haber leído poco a Jesucristo.

Es curioso que mientras hay parte de la Iglesia (con mayúsculas) que se dedica a dar de comer a los más pobres de la calle, haya otra parte de la misma iglesia (con minúsculas) que entiende mucho más de poderosos y de sus propias poderosas razones contra los débiles. Algo se me escapa y no sé bien qué es.


La imagen se tomó para el diario ABC el Día del Pilar del año 1913, en la Plaza de Zaragoza.

Estos jóvenes de ahora sí que saben rebelarse y desobedecer

El genial El Roto desde su espacio en El País volvió a explicarnos muy bien qué están probando con nosotros. Es simple. La obediencia social. 

Y logran éxitos apabullantes excepto entre los jóvenes que han decidido rebelarse —como siempre sucede— contra las órdenes. 

La diferencia está en que en otras épocas los jóvenes salían a la calle a quejarse contra el opresor en manifiesta unión. Y hoy salen a la calle al botellón, a los bares, a las terrazas, a la juerga. 

Es otra forma de quejarse, la verdad. Mucho más entretenida la actual, pues la mía era un coñazo y te llevabas sustos, carreras y porrazos en la espalda. 

Estos jóvenes de ahora sí que saben.