29.4.20

¿Dónde se esconde esto que escribo ahora?

Escribir es un vicio gratuito maravillosamente útil pues te vacía la cabeza de pajaricos locos. Si estás pensando sobre lo divino, vas al papel y lo escribes y así te quedas como nuevo ya listo para ponerte a pensar en otro tema. 

Luego lo que has escrito lo puedes guardar o lo puedes tirar. Daría igual, si acaso por el tamaño que ocupa. 

Todo ocupa, incluso lo digital, las palabras escribas sobre la pantalla del ordenador. ¿Dónde se encuentra este párrafo? Quiero decir, que sí, en el ordenador, en el disco duro, pero… ¿dónde? ¿junto a qué? 

Podría estar en la zona de fotografías, o en la de documentos políticos, o junto a un programa de crucigramas. No lo sé. Si estuviera escrito en papel lo sabría, incluso podría cambiarlo de sitio. Así se coloca donde quiere y se va cambiando de sitio según lo escribo o lo modifico. 

Incluso tengo la duda de si la palabra “cambiando” está junto a “de sitio” pues tal vez por curiosidades de los bits cada uno esté en una parte del disco duro. Nosotros las vemos juntas “cambiando de sitio” pero podrían estar separadas. 

Incluso las “a” ocupando espacio junto a una foto de Oporto. Me voy a dormir, que me estoy volviendo loco.

27.4.20

¿Por qué las librerías no son de Primera Necesidad?

Hay que abrir con urgencia las librerías, antes que los bares en esta nueva situación de confinamiento y cierre total de todos los comercios que no sean de primera necesidad. ¿Por qué las librerías no son de Primera Necesidad? 

En estas siete semanas de confinamiento las gentes de bien, las que leen y se escapan a mundos inventados ente letras… se han leído hasta los clásicos. Urge abrir las librerías para que compremos nuevos libros. 

Urge saber también qué tipo de libros comprará la gente tras el confinamiento, qué les pedirá el cuerpo leer para un verano de calor, siesta y nada de vacaciones. 

¿Hacia dónde queremos llevar nuestro ocio tras el drama de la pandemia? ¿O haremos como que nada ha existido, olvidando a los muertos en los cementerios? Hay que seguir leyendo en papel para que se puedan tocar los párrafos y oler los satinados y los barnices de las portadas. El digital es tan moderno que todavía no huele a verdad. 

Hace un siglo también se vendía por Correos como vemos en la imagen superior, no nos tiene que asustar Amazón y sus repartidores, excepto si no lo sabemos hacer bien. No depende tanto de internet como de los libreros de verdad, los de profesión que deben saber cuidar a sus clientes. 

¿O ya se nos ha olvidado que ser librero es una profesión mucho más compleja que vender libros? Es que me da la sensación de que hemos querido perder la profesionalidad en muchos trabajos, atrapados por esa globalización que no da miedo y sobre la que no hemos querido defendernos bien.

¿Todo lo que parece más barato y cómodo es más barato y cómodo en el medio plazo?