18.4.20

Ante la pandemia, responsables todos nosotros. Zaragoza también

Hay una cierta deriva de lanzar toda la culpa y responsabilidad de la actual situación de pandemia en España hacia los actuales gobernantes que formaron Gobierno un mes antes de tener que decidir implantar el Estado de Alarma. No ya 90 días, sino 40 fueron necesarios para que sin haber podido nombrar a todo su equipo les explotara el Covid-19 entre las manos. A ellos y a todos nosotros, lo sé.

Pero voy más lejos. Tampoco es un problema únicamente de los gobiernos anteriores, pues todos nosotros debemos admitir que somos corresponsables de todo lo que nos está sucediendo. ¿Queremos evitar en el futuro repeticiones de esta situación?

Desde permitir y fotografiar como "simpático" esos mercados de animales que advertían desde hace al menos una década que los virus se pasaban desde los animales a los seres humanos y que producían muertos, hasta esa globalización débil y equivocada (hay varios tipos de globalizaciones) que lograba transportar las producciones de productos de defensa básica a mercados alejados e imposible de controlar o de acceder a ellos a poco que se estornudara en el mundo.

Todos (muchos) hemos callado cuando hace unos años —por poner un ejemplo— se salía defender la Sanidad Pública de calidad, nos encontrábamos en las puertas de los Centros de Salud no más de 8 a 10 personas de un total de 35.000 afectados. Siempre los mismos. 

Nos mirábamos y nos preguntábamos si no estábamos equivocados por insistir en algo que no entendía la sociedad. Ahora ya tenemos la respuesta.

No dudo de que el actual Gobierno lo podría haber hecho mejor, pero no podría haber evitado el drama pues este tiene muchas aristas, algunas con décadas de errores que se iban sumando. ¿Somos como ciudad menos capaces y menos ricos que por ejemplo New York? Pues allí también está atacando y más brutalmente que en Zaragoza. 

Tal vez el exceso de tamaño urbano en poco espacio ayude a defendernos peor, y los ejemplos de Madrid o Barcelona nos sirven.

Tal vez si la Sanidad Pública hubiera tenido más personal y más almacén, mejores técnicos superiores en cargos de responsabilidad, más respeto y atención política, nos hubiera ido mejor o al menos con una defensa más rápida ante el problema. Pero eso no se ha desmontado en un mes ni en dos años, es un problema que arrastramos desde hace más de una década.

Hemos hablado muchas veces sobre la equivocada economía productiva en España, capaz de moverse siempre con un mercado laboral nefasto, sin preparación suficiente, sin valor añadido comparable con otros países de Europa, teniendo al turismo como motor y exportando menos de lo que se debía. 

España es fabricantes de personas desempleadas y nos hemos movido en mercados de color negro de un tamaño excesivo. Eso hace que la pobreza sea brutal cuando vengan crisis duras. Nuestro mercado industrial de grandes empresas es muy pequeño, mientras tenemos sobredimensionada el de profesionales autónomos y el de micro empresas.

Y en todo esto, lo repito, todos nosotros somos corresponsables, por acción u omisión, por silencios o por entrar en los juegos del vivir al día y poco más. 

¿No vemos dónde están trabajando la mayoría de técnicos o investigadores españoles que entrevistan estos días en los diversos programas de televisión? No los tertulianos, sinos los científicos de prestigio. Sí. La mayoría fuera de España. Pero su formación universitaria la hemos pagado entre todos nosotros. Incluso la enfermería se nos iban.

La autodefensa es fundamental, y en ella intervienen muchos más aspectos que criticar en redes insultando a quien gestiona. Quien crea hacerlo mejor que lo intente. Es tanta la debilidad actual que no es nada complicado ascender, excepto que se pongan burros los que tienen sillón, para no perderlo, no para demostrar que son mejores.

El virus nos va venciendo en el tiempo y en el espacio

La capacidad de adaptación del ser humano es fabulosa, somos moldeables, resilientes sin saberlo para adaptarnos con rapidez e incluso para olvidar lo negativo y seguir conservando lo positivo. Ante el Covid-19 sabremos ser resistentes lo que no quiere decir que no nos deje huellas, cambios, reformas mentales y sociales.

Esta capacidad de adaptación al medio que nos ha brindado la vida durante muchos siglos y que nos permite mejorar constantemente, es fabulosa para tiempos de crisis como esta III Guerra Mundial sin enemigos con los que pactar. 

Un puto bicho que no vemos nos puede doblegar, pero sin duda seremos nosotros con nuestras formas de vida los que habremos perdido y facilitado la derrota.

Y de entender todo esto se ocupa bien la sociología, la inteligencia emocional, la psicología social, el humanismo y la filosofía más antigua. Tenemos que tirar de todos estos conocimientos, de sus palabras y enseñanzas, para entender lo que nos va a suceder, nos guste o no.

Yo en un principio —y creo que lo comenté aquí en alguna entrada ya vieja— había planteado que si todo este confinamiento duraba un mes saldríamos de él sin casi heridas, si acaso recuerdos. 

Que si el confinamiento por el coronavirus duraba dos meses el tema ya sería mayor y dejaría claramente heridas que habría que saldar con estudios profundos de comportamiento humano. 

Y que si la situación por culpa del Covid-19 no volvía a la normalidad antes de los tres meses y por ello deberíamos entender que había supuesto una pandemia mundial, la crisis de Sistema estaba lanzada y que sin duda estábamos viviendo un momento histórico importante, de los que cambian incluso Era.

Así que nos toca imaginarnos el futuro en clave de cambios que aunque creemos en un principio que no serán tantos, sin duda lo serán y modificaran profundamente hábitos y formas sociales, económicas e incluso urbanas y de relación entre personas.