13.2.20

Ilegalizar el franquismo en 2020 es de torpes

Ahora hay una voz equivocada en el griterío sin reflexión de la política española, otro más. Se pide ilegalizar la exaltación al franquismo como una forma de intentar obviar y hacer callar al franquismo fascista poniendo como ejemplo a Alemania, y parar todo lo que suene a franquismo como forma de organización política.

El deseo parece bueno, pero las formas una vez más son las equivocadas y demuestran que no sabemos leer el momento ni el futuro.

Ilegalizar el franquismo y cualquiera de sus formas de expresión va al menos en teoría contra la toda la libertad de expresión, pero eso siendo importante no es lo más grave.

Lo más grave es que por el mismo sistema, cuando se legisla para unos se legisla para todos. Y lo que hoy es ilegalizar el franquismo de 2020 podría convertirse en pocos años en ilegalizar el comunismo o a los republicanos en España amparándose en que se hicieron barbaridades en otros tiempos o en otros países. O ilegalizar los nacionalismos porque van en contra de la España unida.

Podríamos completar el recorrido y según quien gobernara en España con capacidad para modificar leyes y amparándose en esta presunta y torpe ilegalización, se podría ilegalizar a los anarquistas, a los venezolanos, otra vez a los judíos o mejor cambiarlos en esta ocasión por los palestinos, a los intelectuales pues se ponen a pensar y no paran o a los músicos cantautores pues dicen lo que no deben.

Cuidado con legislar contra unos, no vaya a ser que esos mismos uno, el día de mañana legislen contra los otros amparándose en que ya lo hiciste antes tú. 

Contra el franquismo hay muy diversos métodos que no se han empleado en estos últimos 45 años. Por ejemplo la educación e información real en los colegios de la Historia de España.

12.2.20

En 1956 los ricos se reían de las viudas de los pobres

El humor sin el sarcasmo no es casi nada, se afianza en las dobles intenciones, en los equívocos, en las sonrisas a media, incluso en la tragicomedia. Los pobres son de los que más sufrieron ese sarcasmo en los años 50 y 60, pues éramos casi todos nosotros pobres y les debíamos producir sonrisas a los ricos que eran los que podían comprar las revistas.

Esta viñeta de 1956 es de Serafín para La Codorniz, y sin duda yo y mi familia no podíamos comprar periódicos ni revistas de humor, pues había que comprar petróleo para la estufa o chicharros para la cena. Así que no nos pudimos enterar en su momento de estos humores, pero nunca es tarde.