6.1.20

Yo sigo creyendo en los Reyes Magos. Por mi salud, claro

Sin las ilusiones artificiales que nos vamos montando para continuar el camino sería complicado soportar todos los embates. Así que sí, yo creo en los Reyes Magos, aunque no sean ni reyes ni magos, pues sirven para poner color en las vidas de las personas. 

Los inviernos siempre son tristes y hay que ponerles color y calor a base de ilusiones inventadas. 

Creo en la magia de los camellos que se comen los turrones y se beben el moscatel, y en el papel de envolver y en la sonrisa de los niños.

¿Vamos a seguir jodiéndonos con la palabra o tenemos más?

Sin ninguna duda el espectáculo de ayer y hoy en el Congreso de los Diputados además de triste y vergonzante es peligroso y debe corregirse por el bien de la democracia. Podemos pensar que “todo” puede valer para demostrar que hay diversas razones, pero es falso. 

Cada acción sirve para que se refuerce una reacción y salirse del tiesto saldrá caro para todos. 

No nos lo merecemos sobre todo en tiempos en que estamos sin Gobierno y con resultados muy ajustados. No hay madurez democrática en casi ninguno y sin ningún motivo inteligente. Se busca lo que sería todavía más peligroso, que todo se fuera al traste. 

Esperaremos al martes para ver si con la almohada algunos de nuestros representantes ha variado de humor y ha recuperado la sensatez. De no ser así, nos espera un final poco edificante e incluso peligroso.

Baltasar Gracián escribió sobre el Arte de la Prudencia, y en su "consejo" 52 decía en parte: Nunca descomponerse, nunca desbaratarse. Son las pasiones los humores del ánimo y cualquier exceso en ellas causa indisposición de cordura.