7.11.19

¿Por qué fallan los sondeos electorales?

No podemos publicar sondeos electorales en la última semana de campaña aunque esta dure solo una semana. Y este absurdo se salta a base de publicar datos con vegetales o en otros países tan lejanos como Andorra. Parecemos tontos pues esto facilita que solo lo puedan hacer algunos medios y que su difusión esté vedada por igual a todos los ciudadanos.

En política los partidos grandes siempre han dispuesto en secreto de sondeos propios y bien elaborados que les iban marcando los caminos. Ellos sí saben de qué manera se están jugando los cuartos, pues se los dosifican en las ciudades que les interesa y en los momentos que creen claves. O incluso sabiendo bien la situación no ya solo suya sino de sus contrincantes más cercanos.

Las elecciones son un mercadeo, y los ciudadanos unos muñequitos que formamos parte del mismo. Y menos mal, pues no hay otro sistema de recambio. O el que podría haber es todavía peor. Si los sondeos internos se hacen bien y por profesionales no fallan, otra cosa distinta es lo que se propaga al viento, que allí sí es posible modificar tendencias e incidir en los votantes.

¿Por qué fallan? Pues porque los ciudadanos ya han aprendido a engañarlos. El método es perfecto y estadísticamente debería encajar de maravilla si las personas fueran sinceras en la mayoría de sus preguntas. Ya no digo en todas, el sistema de sondeo permite engañar en algunas, y ser detectados esos engaños. Lo malo es si se engaña en los sistemas de control contra los engaños.

No es lo mismo que usted mienta en una respuesta que en otra, pues todo el sistema matemático y estadístico está preparado para algunas mentiras pero es (casi) incapaz de poder detectar otras en otras preguntas. Pero en la misma medida en que el consultado aprende a mentir, los encuestadores cocinillas aprenden a detectar las mentiras.

Por eso los partidos políticos (algunos) utilizan unas prácticas diferentes, que no servirían para los medios de comunicación pero que en cambio funcionan muy bien para detectar tendencias y movimientos.

6.11.19

¿Qué sucede si se equivocan los políticos en sus decisiones legales?

En política los errores no tienes carga de culpa ni de responsabilidad directa. Cuando en este verano el Presidente del Gobierno perdió las semanas sin unas negociación contundentes y sin lograr acuerdos finales, nos condujo a unas Elecciones Generales que pueden cambiar profundamente el panorama político español. Se podrá decir que es lo que quieren los españoles de noviembre, puede que muy diferente a lo que querían los (casi) mismos españoles en la primavera. Y con eso cubrimos las espaldas de la responsabilidad.

Pero la historia de los pueblos, de las naciones, se escribe con los aciertos y los errores, la suma y la resta de unos y otros lleva a la realidad que vamos andando. Y eso afecta y mucho a todos los ciudadanos.

Ante una decisión como la que tomaron las autoridades elegidas por los catalanes al ser fuera de ley, fueron detenidos y conducidos a la cárcel. Ante una decisión equivocada si se toma dentro de la ley no sucede nada de nada contra el responsable. Pero puede ser que la decisión legal y equivocada afecte mucho más que la otra a la historia de una sociedad, de un país.

No pido en absoluto más castigo para nadie que no lo tenga, pido reflexión sobre el poder y valor de los errores cometidos por no tener a los mejores políticos en la toma de decisiones. 

Y de eso sí somos responsables todos nosotros por la desafección a la que hemos llevado la actual situación social en España. No tenemos a los mejores, y por eso la posibilidad de que se equivoquen en mucho mayor. Y sus equivocaciones pueden costar muchos millones ante la historia. En los millones forman parte un número excesivo de condicionantes intangibles.