3.11.19

Odiamos sin conocerlos, por vicio, por gusto de odiar

Si no hacemos nada vamos camino de otra guerra civil, pero tranquilos que todavía queda tiempo, que era lo mismo que decía Manuel Azaña por los principios años 30. Es posible que al final reine la tontería y cambiemos de ideas de la misma forma en la que hemos construido las actuales, sin darnos cuenta de donde nos estamos metiendo, y que por casualidad al final no vayamos a una confrontación mayor.

Yo de pequeño, en los años 60 del viejo siglo escuchaba a mis padres decir que aquello, lo de la Guerra Civil, sí que fue una barbaridad, matarse entre hermanos. Y es verdad, yo no lo entendía. ¿Cómo es posible entender desde Zaragoza y con menos de 10 años que se podía odiar al de Soria o de Teruel, o al de un pueblo de Huesca solo por estar lejos, siendo hermanos? Si acaso ya, pues eso, me parecía más normal si era de Madrid o de Sidi Ifni pues pillaba muy lejos y no sabía bien cómo eran.

Ahora escucho las mismas frases y los mismos odios de unos españoles de Murcia o de Sevilla, de Zaragoza o de Palencia contra los catalanes… que aquello que me contaban con 8 años mis tíos ricos. Han pasado casi 60 años y ahora si que lo entiendo. Es posible odiar sólo por la distancia, aunque esa distancia sea de 90 minutos en AVE. Las distancias hay que medirlas en la cabeza, me acabo de dar cuenta ahora que ya soy viejo.

¿Cómo son las guerras de este siglo XXI? ¿Nos damos cuenta de ellas?

El mundo está en llamas pero no a costa de guerra al uso como las del siglo XX sino en guerras nuevas, de momento, en donde arden las calles de las ciudades, las gentes civiles se cansan y se cabrean, se manipulan sociedades, se influye en el comercio y en las nuevas tecnologías y se paralizan las economías. Las armas ahora ya no son los fusiles sino el consumismo, las economías que querían ser globalizadoras y se tornas locales otra vez, la manipulación sin que se note. El capitalismo se ha pasado de rosca y se está rompiendo la cuerda del aguante social. Unido a países fuertes que pueden jugar a las guerras sin emplear armas pesadas.

Cuando las personas pierden el que sea reconocida su razón se abrazan a razones para reconquistarla. Y no es necesario que sean razones razonadas, pueden ser absurdas, pero si no tienen otras… esas les (nos) sirven para decir ¡¡basta!!, sobre todo si además son alentadas inteligentemente por quien quiere el conflicto sin tener que intervenir directamente.

Chile, Bolivia, Irak, Siria, Libia, Somalia, Colombia, Perú, Angola, China, Nigeria, Corea del Norte, Israel, Palestina, Ucrania, Turquía, Kurdos, R. Centroafricana, Sudán, Yemen, Irán, Cataluña.

Las nuevas tecnologías propician guerras encubiertas, donde se intentan lograr los mismos objetivos pero sin emplear las mismas armas que antes. Desde el terrorismo a la manipulación informática, desde la inteligencia artificial para dominar el mundo a la violencia social, desde los posibles intentos por guerras sucias a las presiones comerciales. Las fronteras ya no se invaden con soldados sino con nuevas tecnologías manipuladas, dominios comerciales que empobrecen, manipulaciones políticas que pueden hacer caer a gobiernos desde dentro.

Es lo que nos toca en estos tiempos. ¿Y estamos preparados a todos los efectos, incluidos el de que los soldados con armas largas cada vez tienen menos sentido a cambio de sistemas de defensa pasiva e inteligente?