28.6.19

Qué hace mal la izquierda y muy bien la derecha?

Hoy en su artículo de Nueva Tribuna el admirado profesor zaragozano Cándido Marquesán nos deja para el recuerdo un texto de Boaventura de Sousa Santos que deberíamos analizar con detalle. El texto está escrito en el año 2011 y con pocas líneas nos explica perfectamente todo lo que nos sucede a la izquierda.

Por una parte es cierto que las izquierdas tenemos tres comportamientos muy distintos, según estemos en el poder, en la oposición o entre dos aguas esperando a entrar o a salir. Lo curioso es que yo creo que nos equivocamos en las posiciones tomadas. Cuando estamos en el gobierno nos comportamos muy conservadores, cuando estamos en la oposición nos queremos comportar como muy irreflexivos ofreciendo las revoluciones que asustan, y cuando estamos a mitad del camino entre una u otra opción no somos capaces de ser inteligentes.

Mi punto de vista es el contrario. Cuando se está gestionando hay que hacer políticas de izquierda. Cuando se está en la oposición no hay que asustar. Cuando se está en la mitad del camino hay que estar todo el día reflexionando y ordenando la información.

Otro detalle imperdonable es esperar al final del recorrido electoral para hacer lo que llamamos Primarias. Un claro error cainita. NOOOOO. A los líderes del camino hay que elegirlos nada más empezar a andar. Y como en el caso de las liebres de las grandes carreras, si es necesario ya los cambiaremos al final, pero igual no. Eso de esperar los cuatro años para elegir al “jefe” supone que todo están pensando en “ser el jefe” en vez de estar pensando en ganar. Y además al final todas las Primarias terminan en asesinatos o suicidios.

Hay un detalle que repito hasta cansarme y cansaros. Hay que REFLEXIONAR mucho más. Pero mucho más. ¿Qué nos pensamos que es reflexionar? Pues generalmente es recoger información, sumarla, pulirla, tirar parte de ella para que sobre la mesa de la cabeza no haya excesiva, volverla a reflexionar e ir construyendo el edificio con los ladrillos que nos ofrece la reflexión, es decir la información pulida.

La derecha está todo el día reflexionando. Pero iojo!, no todos los de la derecha. Nooooo. Ellos montan un tinglado donde ponen a los más reflexivos a reflexionar y a pasar ya mascada y a medio digerir la información que es válida para sus intereses. Confundimos reflexionar con trabajar mucho y con muchos papeles e informaciones. Nooooo otra vez. Reflexionar es ponerse a pensar para tomar decisiones pero en una escala inteligente de digestión social.

Hay que extraer desde abajo hacia arriba todo la información necesaria, ponerla en orden de importancia y de posibilidad temporal, ir trabajándola constantemente, impartirla y repartirla, separar lo que deben ser estrategias de lo que son problemas o realidades, de lo que nos afecta a nuestra ideología y a nuestra clase social de trabajo, y en cada momento volver a impartirla y repartirla.

Siempre eso si, acompañada de la clásica explicación multinivel, para que sea asimilada según a los grupos a los que va dirigida. Además de resolver, hay que explicar, formar, informar, compartir y provocar el participar. Os dejo ahora el texto de Boaventura de Sousa Santos al que hace referencia Cándido Marquesán

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“Cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, siempre es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta siempre es defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionados con este objetivo.

Esta indisponibilidad para la reflexión, que siempre ha sido perniciosa, hoy es suicida. Por dos razones. La derecha tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las asociaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los think tanks y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son siempre faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino. Por el contrario, las izquierdas no disponen de instrumentos de reflexión abiertos a los no militantes e, internamente, la reflexión sigue la línea estéril de las facciones”.

Hoy en día, circula por el mundo una ola de informaciones y análisis que podrían tener una importancia decisiva para repensar y refundar las izquierdas tras el doble colapso de la socialdemocracia y el socialismo real. El desequilibrio entre las izquierdas y la derecha en relación con el conocimiento estratégico del mundo es hoy mayor que nunca”.

Resolver conflictos en RRHH no es sencillo. Pero es necesario

A veces nos toca resolver conflictos en nuestro trabajo como responsables de equipos o de RRHH. Nunca es sencillo, y además siempre es peligroso. Si cuando se intenta mediar no se logra un éxito, una solución, lo que sucede es que todo va a peor. Así que la obligación de resolver cuando se media es imprescindible y casi obligatoria.

Para empezar a resolver un conflicto entre personas hay algo fundamental, básico, obligado. “HAY QUE HABLAR”. 

Hablar personalmente, dando la cara, mirando a los ojos, con calma y sentados. Hay que hacerse responsable del problema y hacer responsable del mismo a las partes implicadas. Con calma, sin acusaciones, con responsabilidad.

UN problema entre personas NUNCA se evita ni se resuelve dejando que sea el tiempo el que actúe. Podemos pensar que sí, pero es falso, a lo sumo se aparca, se orilla un tiempo. Pero siempre necesita un tratamiento, como poco una mediación y siempre un cara a cara.

Hay que escuchar a todas las partes. A TODAS. Pero no por educación o para disimular. Es imprescindible para encontrar una solución, saber TODO lo sucedido, aunque de entrada sea muy sencilla separar el polvo de la paja, o saber quién tiene más o menos razones. Escuchemos a todos, y escuchemos todo.

Nunca lograremos que todas las partes entiendan todo de todas las demás partes. A lo sumo podemos lograr que las partes entiendan parte de lo que dicen las otras partes. No es un trabalenguas, aunque lo parezca. Es un signo de que a veces los problemas parecen irresolubles, y hay que ir tirando del hilo hasta desatascarlos.

Los problemas, el mismo problema, lo verá cada parte de una forma diferente. Y además siempre para su beneficio, para sus razones. El trabajo de solución se basa en plantear las opciones de futuro a que nos lleva el conflicto si no se logra resolver. 

No se trata de lograr que aquello no haya sucedido, es imposible, se trata de convivir con el problema y de esa manera sí que lograremos que el tiempo actúe a favor de la solución. Hay que plantear lo positivo para cada parte de resolver el problema. Lo que cada uno gana si aquello logramos desactivarlo. Y lo que se pierde en el conjunto superior si seguimos atados al conflicto. Por cierto: ¡¡Suerte!!