12.6.19

Hoy hemos quedado con A. ¿De qué hablaremos?

Hoy hemos quedado con A. para tomar unas cervezas y cenar. Hace muchos meses que no nos vemos. Antes quedábamos todas las semanas pero los nietos (suyos) nos han robado a los abuelos. Somos una mezcla explosiva contenida. Él es de extrema derecha y yo de izquierda, y aunque hablamos de política nunca discutimos. Esto es posible. Aunque cuesta. 

Cuando se llevan meses sin verse, aunque hablemos por teléfono ya se han perdido muchas de las conversaciones pendientes, esos puntos en común que te ofrece la propia vida si hay relación. Cuanto menos te ves, menos te necesitas y de menos cosas puedes hablar.

En realidad somos como animales sociales que vivimos en una enorme manada donde no necesitamos vernos tanto como pregonamos. Siempre tenemos al lado a otros animales que nos cubren las ausencias, los silencios, que van caminando junto a nosotros por los caminos de la selva.

11.6.19

Seamos felices y estamos descansados. Nos lo dicen nuestros enemigos

—¿Quién soy yo? ¿de dónde vengo?

Si nos dan la respuesta buena, la fácil, la simple y con la que ya podemos ir avanzando por la vida, se lo agradecemos al más pintado, aunque sea un manipulador. Lo importante es que logre la sociedad hacernos felices a nosotros mismos, a yo, y que podamos trabajar poco y disfrutar mucho. Si nos convencer de que la vida es maravillosamente fácil, que no nos tiene que importar el ruido ni el polvo, que con tal de ser esclavos alegres ya nos podemos dar con un cantico en los dientes, habremos triunfado.

Lo malo es que los que de verdad han triunfado son los que nos quieren ver así, felices y sin problemas, obedientes y descansados. Mientras otros piensen por nosotros, no nos tenemos que preocupar por el esfuerzo de pensar.