24.1.19

Mi sobrino no quiere estudiar, y no lo comparto


Mi sobrino está decidiendo dejar de estudiar, que es una decisión como otra cualquiera. En la vida se toman muchas decisiones de variado tipo. Lo malo es si al final decide no hacer nada, que es también otra decisión libre. Lo malo de algunas decisiones vitales no es cambiarlas por otras. Lo malo es dejar de hacer algo…, para no hacer nada.

Cada vez cuesta más a los jóvenes (y no digo nada a sus padres) convencerse de que estudiar sirve para algo en esta sociedad líquida. 

La clásica respuesta de padre es…: —Pues si estudiar no sirve, imagínate NO estudiar.

No son ya tiempos para el autoaprendizaje, esto es cierto. En la medida en que es más sencillo formarse por cuenta de la libertad, más complejo es alcanzar metas satisfactorias o que sobresalgan de la media o que nos llenen de gozo personal.

Tener una formación es por lo general un carnet que te sirve para vivir más feliz. No tanto en ingresos de dinero que suele ser lo más sencillo de tener, como de ingresos inmateriales como la libertad, el disfrute con lo que haces, la compañía de personas que te aporten, etc. Siempre hay excepciones y solo podemos hablar de la media estadística, pero por hay van los tiros.

Yo a mi sobrino le puedo decir poco, pues no me escucha. Y hace bien. Los tíos nunca tenemos que estar para dar la vara. Pero le voy a pasar este enlace para que me odie un poco más. Los viejos tenemos ese punto cabrón de ser odiados por los que más nos deberían necesitar. Lo hemos hecho todos, no pasa nada y lo entendemos cuando ya es tarde.

Yo tuve que aprender a golpes de inventarme el aprender. No pude ir a escuela de pago y eso siendo pobre de verdad es una putada. He logrado en la vida ser bastante libre e incluso suficientemente feliz. Pero a costa de jugármela y de aprender mucho por mi cuenta. Eso en el siglo XXI ya no sirve igual. 

Pero la ventaja de ser joven es saber que siempre queda mucho tiempo para rectificar. Lo malo es que siempre hay otros jóvenes que te adelantan por los laterales a poco que te quedes quieto.

Venezuela necesita a alguien que la ame y cuide

Yo no creo que en Venezuela hubiera hace una semana un país que se pudiera poner como ejemplo de casi nada. No voy a relatar listas de disfunciones sociales de un país al que muchos quieren tirar, derribar. Dominar más bien. Y no hablo solo del gobierno de Maduro, hablo de apoderarse de un país estratégico en un espacio mundial que es también estratégico.

Lo que por fin se ha realizado en esta semana es un clásico Golpe de Estado. Y digo “por fin” porque muy tontos hay que ser para no darnos cuenta todos que era lo lógico y esperado. Producido por un delfín pequeño que esconde garras ajenas. Lentamente cocinado lejos de Venezuela.

Un país como EEUU gobernado por un Trump con ganas de pasar a la historia no podía permitir una Venezuela fuera de sus garras. Y vencida la primera mitad de su mandato era el momento de marcar un territorio claro hacia la reelección, una vez que México se le pone tonto. Así que caer indirectamente sobre Venezuela es una manera clásica de enseñarle al mundo las garras.

Como siempre y otra vez más, serán los venezolanos los que van a sufrir las debacles que todavía están por diseñar. Sabemos el principio, pero no sabemos ni el final ni el intermedio. Depende. Pero de entrada y desde Europa, no decir con rotundidad que esto es un Golpe de Estado, es de cínicos. Otra cosa es que Venezuela en estos momentos sea una sociedad rota, tenga un gobierno nulo e incapaz o que los venezolanos no sepan en su conjunto elegir democráticamente algo mejor.

Pero insisto, eso es un asunto interno, pues las últimas elecciones democráticas en Venezuela (según los informadores extranjeros que allí estuvieron) volvieron a dar como triunfador a Maduro

Y entregar las decisiones finales a los estamentos militares es un claro ejemplo de incapacidad para creer en las democracias. Quien apoye lo que vaya a venir y que se sabe bien qué será, es un incapaz y un tipo que cree que los militares están para resolver problemas civiles y de sociedad.