Lo normal, si no sabemos quejarnos en su momento, es que al final tengamos que gritar fuera de tiempo. Esto sucede siempre y de siempre. Pero no queremos aprender. Empiezan todos los procesos de control muy medidos para que nadie sospeche que nos están apretando el gaznate aunque el dolor sea cada vez más duro. Y cuando nos queremos revolver ya es tarde.
O si no es tarde, nuestro quejido suena a raro y excesivo, además de no servir ya para resolver nada.
El truco de la parte cabrona está en saber apretar sin que se note mucho. Y el truco de la parte que aguantamos es no pasar ni una, pues tontos y silenciosos no nos obligan a ser.
23.12.18
A punto de acabar un libro, empezamos otro
No sé si un año da para al menos 365 noticias importantes, 365 cambios que vayan quedando en nuestras vidas. Somos tan poca cosa que cualquier soplido nos puede afectar…, o incluso tumbarnos. No tenemos capacidad de mirar hacia el futuro.
De lo que estoy seguro es de que si se producen esas 365 modificaciones la inmensa mayoría de ellas no son perceptibles en el momento de producirse, su importancia la observamos con el tiempo, poco a poco, calando entre nosotros sin casi darnos cuenta.
¿Cuando nació el teléfono móvil, internet, la rueda, la pizza congelada? No pregunto cuando nació cada invento, sino cuando penetró en cada uno de nosotros. Mucho antes de que se adquiriera por primera vez…, pero mucho después de que se creara, de que naciera.
¿Cuando nació el teléfono móvil, internet, la rueda, la pizza congelada? No pregunto cuando nació cada invento, sino cuando penetró en cada uno de nosotros. Mucho antes de que se adquiriera por primera vez…, pero mucho después de que se creara, de que naciera.
Casi todo es relativo, pero mucho más relativo dentro de cada uno de nosotros.
A punto de acabar un Año Viejo, nadie sabe qué nos deparará el Nuevo. Incluso a la mayoría eso ni nos importa, pues creemos saber adaptarnos a todos los cambios.
A punto de acabar un Año Viejo, nadie sabe qué nos deparará el Nuevo. Incluso a la mayoría eso ni nos importa, pues creemos saber adaptarnos a todos los cambios.
Es mentira, pero nos conformamos con creérnoslo. En realidad es que no somos capaces de modular lo importante que nos vaya a suceder. En la mayoría de los casos viene sin preguntar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)