Ya estamos en el día de la Lotería, en el mejor día para Hacienda de todo el año. Sin el soniquete de esta mañana no podría existir igual una Navidad con sus ritos y tontadas. Todo sea para consumir y mover el tinglado. Dice el cartel que el mayor premio es compartir, y es cierto, pero compartir no es jugar a la lotería, sino otro tema. La lotería es más bien un acto egoísta y tiene muy poco de compartir.
Hoy en los telediarios volveremos a ver personas alegres con copas de cava en la mano, euforia repetida y casi aburrida. Seremos igual de malos que ayer, o incluso un poco más por haber crecido nuestra envidia. ¡¡Mientras haya salud!!
22.12.18
21.12.18
Los viejunos lo entendemos, pero nos sorprende
A los que ya somos mayores nos van sorprendiendo el uso de algunos inventos que son utilizados por los jóvenes con toda la maestría de quien nace con ellos. Hoy en el bus urbano iba a mi lado un chaval de menos de 18 años con un móvil haciendo una videoconferencia con una amiga. Todo el largo viaje de media hora tenía la pantalla del teléfono partida en dos donde se podía ver su careto arriba y el de la chica abajo, primer detalle de calidad. Pero además iba con cascos y el micrófono lo tenía justo en la boca con lo que hablaba muy suavemente, casi imperceptible para los viajero, y como para hablar hay que mover la boca, tenía enganchado en un diente como pasando un lacito, el cable del micrófono para que se mantuviera siempre junto a la boca la entrada de sonido.
Los viejunos seguimos haciendo reuniones presenciales, y los jóvenes se miran sus cosas incluso en el bus urbano si quieren, sin que nadie detecte nada. Sin duda este es otro detalle de lo muy mayor que estoy.
Los viejunos seguimos haciendo reuniones presenciales, y los jóvenes se miran sus cosas incluso en el bus urbano si quieren, sin que nadie detecte nada. Sin duda este es otro detalle de lo muy mayor que estoy.
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