30.9.18

Insistir, persistir, resistir y nunca… desistir

Son cuatro indicaciones básicas: Insistir, persistir, resistir y nunca desistir. Sería una frase clara y contundente de resistencia ante lo que tenga que ser o venir. Y siendo positiva, hay que matizarla para que no parezca una frase de autoayuda tonta. 

Las dos primeras palabras y decisiones vitales ante cualquier tipo de problema (Insistir y Persistir), son claras y no creo que deban tener objeciones. 

Si no insistimos ante lo que creemos, si no persistimos en ello convencidos de nuestras razones, perderemos autoestima y opciones y nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado con nuestra actitud.

Resistir tiene una doble vara de medir. Resistir sí, pero a veces hay que valorar los costos, las posibilidades, las herramientas…, y empezar a realizar algunos cambios. 


Resistir tras persistir supone que aquello no es nada fácil y que debemos reflexionar sobre los modos que hemos empleado. ¿No deberíamos hacer algunos cambios a la vez que resistimos?

Por últimos nos queda la decisión más compleja. ¿Nunca desistir? Pues no es una verdad absoluta. 


Aquí como lema puede servir, pero como realidad no nos tiene que valer siempre. Desistir o ceder no es siempre sinónimo de derrotarse. 

En toda batalla mental, real, profesional, vital, el pararnos y dar marcha atrás es una opción más, y a veces la más inteligente. 

Pero también es cierto que si las cosas están muy complicadas pero estamos convencidos de nuestras decisiones, desistir no es lo más positivo para nosotros, aunque paguemos un precio alto por esa resistencia.

Puede que nosotros tengamos razón pero que enfrente tengamos a alguien con más razones que nosotros. 


Eso puede suponer que nuestras decisiones sean buenas…, aunque las del contrincante sean mejores. Y que en cualquier otro momento, situación o ambiente, lo que ahora nos obligue a torcernos o incluso a perder, no sea un problema. 

En una partida, negociación o batalla… siempre alguien debe perder…, excepto que se negocien tablas.

Los niños están demasiado solos y sin límites?

El psicólogo clínico y psicoanalista Joseph Knobel Freud ha estado en Zaragoza impartiendo una conferencia en CaixaForum para la Escuela de Formación de Psicoterapeutas de la Asociación Aragonesa para la Investigación Psíquica del Niño y el Adolescente (AAPIPNA). En una entrevista para Heraldo de Aragón nos ha dejado dos párrafos interesantes que compartimos.

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Durante su comparecencia ha afirmado que vivimos en una sociedad declive de las figuras parentales y ha destacado la necesidad de que los padres vuelvan a ocupar el lugar que les corresponde en la educación de sus hijos. ¿A qué se refería?

Creo que no podemos trabajar con los adolescentes si no incluimos a los padres en el proceso terapéutico, y para ello tenemos que asumir la diferencia generacional, es decir, que los padres tiene que ser padres y los niños, niños. Muchas veces es más fácil permitir que educar y a veces, ciertos padres opinan que es mejor dar al niño lo que quiere que discutir, sin embargo, cuando los niños están creciendo sin alguien que les dirija lo hacen asustados. Es necesario que nos comuniquemos más, que les escuchemos más, y que interactuemos con ellos. En lugar de quejarnos que pasan todo el tiempo viendo la televisión, vamos a sentarnos con ellos a ver qué están viendo y hablemos de ello.

Nuevas tecnologías, fracaso escolar, bullying… en la actualidad son numerosos los retos que abordar en el ámbito de la infancia, ¿cuáles son las consultas más típicas?

Los niños están demasiado solos y no tienen límites. No tienen un lugar propio en su casa, no generan espacios de intimidad y eso genera muchas patologías comunes. Uno de los problemas que más me preocupan es el acoso escolar, tanto desde la figura del acosado como del acosador, ya que es un problema social que no se está resolviendo. Creo que tenemos que hablar más y fomentar la comunicación intergeneracional.