29.9.18

Si gestionamos o decidimos, nunca debemos demostrar que estamos superados

Es lógico y deseable que intentemos sacar el máximo partido a nuestro poco tiempo diario (aunque sean 14 horas de trabajo), sobre todo si nuestro trabajo es el de organizar, gestionar o decidir, para que no se nos amontonen tareas y nos falte tiempo para gestionar en calidad. Todos hemos sufrido algunos días donde vamos totalmente groguis, superados, sin capacidad para poder atender bien todo lo que tenemos entre manos. Hay pues que priorizar, organizar mejor los tiempos y sacar del cajón algunos trucos muy necesarios. Y sobre todo NUNCA deben notar los que nos rodean que estamos superados por los acontecimientos o las decisiones. Las debilidades de los que dirigimos no se deben notar.

Cada decisión o gestión tiene que tener una tarea y un momento del día determinado con anterioridad para organizarlo. No es posible que se nos asalte con constantes decisiones en cada momento, sin dejarnos tiempo de reacción o de reflexión. Si se nos mezclan diferentes tipos de gestiones de forma aleatoria, nos vencerá el hundimiento y el descontrol. Tenemos que tener SIEMPRE la capacidad de poder dominar los tempos.

Para ello es fundamental llevar un dietario, un diario de las actividades pendientes de cada día. Indicado en él el momento del día para cada actividad. Y hay que intentar no saltárselas. Da igual si es en papel o digital, cada persona preferimos un sistema. Pero lo tenemos que llevar siempre encima. La ventaja del digital es que puede avisarnos.

Si nos faltan horas es que no estamos sabiendo delegar más. Es inevitable, hay que aprender a soportar la realidad de que en quien delegamos lo hará diferente a nosotros. No pidamos nunca lo imposible y que lo haga igual a nosotros es imposible.

Un truco que cada día se lleva más es dejar las conversaciones o incluso las negociaciones no muy importantes para la hora del almuerzo o el café de media mañana. Cuesta entenderlo, parece una falta de respeto, pero es dedicar un tiempo ya muerto para lograr un objetivo. La ventaja es que estamos empleando un tiempo obligado y que además está tasado en minutos. Se acaba el tiempo cuando se acaba la comida o el bocadillo o el café con pastas. El reloj funciona a la vez que mengua el alimento.
Efectivamente, no hay que reunirse tanto. Hoy tenemos sistemas para reunirnos sin reunirnos. Y si es inevitable, no permitamos los retrasos. A las 7 son a las 7 en punto. Y programemos bien los tiempos, no somos una máquina, pero necesitamos organizar nuestro tiempo para que no nos destroce las ganas de seguir trabajando duro. Dentro de esa dureza, debemos intentar dulcificar algo el tiempo de nuestras tareas a base de organizar mejor nuestro tiempo.

24.9.18

Si lo hace New York, lo puede hacer Pontevedra o Zaragoza

Comentábamos en la anterior entrada el gran trabajo que el alcalde de Pontevedra ha realizado en la última década para lograr una ciudad más amable y vivible dentro de los márgenes del uso práctico de las ciudades, pero también de la sostenibilidad en el tráfico y de humanizar el urbanismo. Pero no todo son maravillas en las decisiones que se toman, pues todas las ciudades tienen sus particulares diseños y las decisiones se tienen que adaptar a ellos. 

En las Grandes Ciudades hay que pulir y a veces las decisiones que sirven perfectamente para una ciudad como Pontevedra son más complicadas de adoptar en ciudades como Zaragoza, por poner un ejemplo. Pero complicadas no deben ser sinónimo de imposible, sino de reflexión. Incluso las mismas decisiones no sirven por igual para todos los barrios de una gran ciudad.

Es verdad que si a los centros de las ciudades les restamos los vehículos privados hay que dotar de mejores servicios de transporte público urbano que apoyen la movilidad de las personas entre los barrios de la periferia y su centro. Es cierto también que los nuevos modelos de movilidad personas, con bicicletas u otras herramientas, están cambiando la fisonomía de las ciudad, pero cuidado pues se puede morir en el éxito, y si hay duda visitar Amsterdam y lo podréis comprobar.

Hay que trabajar en puntos estratégicos que sirvan de entrada a los centros urbanos desde la periferia y donde se diseñen lugares de aparcamiento disuasorio. Bien sean gratuitos, sean Zona Azul o espacios privados como Garajes verticales. Hay ejemplos de todo esto en diversas ciudades europeas.

Cada ciudad tiene el tamaño que le viene dado por sus habitantes y sus diseños y hay que peatonalizar con arreglo a los estudios técnicos y políticos que sean necesarios. Pero HAY QUE PEATONALIZAR

Eso no supone que los vehículos no puedan entrar en todo un enorme espacio urbano. Supone al contrario que hay restricciones muy claras y contundentes y que hay que priorizar. Las Super Manzanas de Barcelona o Zaragoza son ideas fabulosas para esponjar y ordenar espacios.

Estas ideas podrían parece proyectos de locos políticos que no saben lo que es el futuro de una Gran Ciudad, pero se equivocan los que así piensan y para demostrarlo les invitaría a viajar hasta New York o leer al respecto sobre los cambios en el tráfico y la ordenación urbana en esta Gran Manzana. 

En muchas calles del centro de NY se han cerrado al tráfico calles enteras que se han rediseñado como peatonales, se han llenado de juegos infantiles y bancos para descansar (ver imagen), se han montado árboles en grandes maceteros y se han entregado a los peatones. Si lo puede hacer New York, lo puede hacer Pontevedra, Zaragoza o Madrid.